Entrevista Exclusiva
Rodrigo de la Serna: “No pierdo la esperanza de ver películas pensadas para el cine en sala”
Rodada en escenarios naturales, Al acecho tiene como protagonista excluyente a Rodrigo de la Serna. Un actor todoterreno que apuesta al cine independiente.
A punto de volver a España para rodar la quinta temporada de La casa de papel, Rodrigo de la Serna dialogó con diario Hoy sobre Al acecho, su nueva producción cinematográfica que se verá mañana en Cinear a las 22.
—¿Cómo te llega Al acecho?
—Tenía una deuda artística con Francisco. Me había convocado para participar en Fuga de la Patagonia y cuando me llegó el guion, con un personaje bastante ambiguo, mucha conectividad con lo salvaje e instintivo, me gustó, con un correlato de cómo él piensa cómo debería ser el cine. Fue una producción pequeña, filmamos en tres semanas. Cuando empecé en el cine la más chica eran ocho semanas.
—Algo que se instaló en el último período…
—Sí ya había crisis en el cine en la anterior gestión habría que hacer películas en una semana si se vuelve en algún momento. Porque también es la que nos queda. Fue un rodaje intenso, tres semanas, no nos movimos del Parque Pereyra Iraola, donde se mezcla lo urbano, lo rural y lo salvaje, todo en una locación, con posibilidades infinitas. Francisco conocía mucho el lugar y por eso el guion tiene correlato con lo que pasa ahí adentro.
—¿Cómo fue la conexión con Belén Blanco y Walter Jakob?
—En un lujo tener escenas con Belén, una actriz enorme, nos conocemos hace muchos años, trabajamos hace mucho tiempo en varias oportunidades, siempre es un placer trabajar con ella, y eso hace todo más fácil, su sola presencia tiene valencias maravillosas. Lo mismo con Walter, con quien no había trabajado, pero son animales de teatro y de cine, fue un lujo compartir con ellos. Estaba todo muy preciso desde el guion, nos pusimos de acuerdo en los ensayos previos y el resultado está a la vista.
—¿Qué aporta la naturaleza cuando uno actúa?
—Que uno pone el cuerpo y sigue siendo menos artificioso. Imagínate hacerlo en un estudio, o eso que se hace con croma, digo pobres actores con esa tela verde atrás y aparece un dragón ahí, no tiene un correlato con la realidad que te rodea. Será una manera de adaptar la imaginación a un engranaje técnico casi sin participación, sin aura, sos una partecita más, en este contexto es ominoso y contundente que eso te mete en la situación y el rol de una manera más potente.
Cuarentena, cruzar el “charco” y más
—¿Cómo estás viviendo esta situación extraordinaria?
—Como se puede estar viviendo una situación tan extraordinaria y definitiva: con precaución y cautela. No dejándome llevar por tanta información negativa de los medios de comunicación, conectando con cosas más reales que un noticiero o redes sociales.
—Estás con proyectos del otro lado del océano ¿cómo te organizas?
—En este contexto cruzar el océano y encarar un proyecto de muchos meses lejos de casa genera incertidumbre y preguntas, pero también tener trabajo en este contexto es casi un milagro.
—¿Qué recuerdos tenés de Yucatán?
—Es una comedia como las de antes. Fue una experiencia bárbara, repetir con Luis Tossar, un actor a quien admiro y respeto tanto, con Daniel Monzón que hizo películas que me gustan mucho con un público muy fiel en España y que conozcan mi trabajo antes de La casa de papel. Fue una experiencia muy buena.
Sobre la “nueva” normalidad
—¿Cómo ves el momento de hacer todo virtual?
—El teatro online es algo que no. El cine está concebido para ser expuesta en sala. El color, el sonido, está pensado para ser un evento colectivo en una sala grande, con las atmósferas que se generan con el público, es distinto a verla en un dispositivo. Agradezco que Cinear nos dé la posibilidad de que se pueda ver, sino estaría en un cajón, pero hay que ver cómo se evoluciona, no pierdo la esperanza de poder ver películas pensadas para el cine en sala.
—¿Tenés ya algunos proyectos?
—Siempre hay cosas dando vueltas. Hay tanta incertidumbre en este momento. Si ya es incierto antes de firmar un contrato en esta situación es más. Uno se las arregla para seguir haciendo lo que tiene que hacer, pero por Zoom no es la cosa, me parece que no.