entrevista
Santiago Giralt: “Este proyecto era como una plantita que iba creciendo”
En su nueva ficción en solitario, el director indaga en la vida de una mujer que entiende que puede cambiar su destino a pesar de todo.
Norma, de Santiago Giralt, con Mercedes Morán en rol central, es la nueva propuesta nacional que desarrolla de manera inteligente un relato en donde los detalles y los personajes secundarios están al servicio de la narración. Hablamos con Giralt para saber más detalles de la propuesta.
—La película surgió hace mucho tiempo de un personaje que vos tenías escrito y en una devolución Mercedes te dijo que estaría bueno seguirlo. Contame un poco, ¿cómo fue ese derrotero? Desde ese primer momento hasta llegar hoy en día a la película…
—La película tiene más una década, a veces cuando yo veía directores que decían “estuve 10 años queriendo hacer esta película”, ahora les creo. Yo tengo cinco películas que hice en 10 años, pero este proyecto era como una plantita que iba creciendo detrás de todas esas otras cosas que pasaban durante más de una década. Yo hice UPA y saqué mi primer libro, una novela histórica y una cosita realista y tal. Nos conocemos, empezamos a trabajar en un proyecto que no salió, le paso este material y cuando lo empezamos a hablar pensé: lo tenemos que escribir juntos. Porque ella tiene miles de horas de haber leído, de televisión, una actriz que estaba en todos los géneros, en todos los medios, era como tener una guionista súper calificada porque todas estas horas de haberle puesto el cuerpo a personajes se registraban como experiencias dramatúrgicas. Y ahí empezó con una idea hasta que aparecieron los productores actuales, que fueron los que definieron un poco cuál es la película que se hizo. Éramos nosotros dos y el proyecto de diferentes productores evolucionando con los tiempos y con la película también. Cierto que en estos diez años el feminismo, el empoderamiento de una mujer, el consumo recreativo de ciertas drogas, etcétera, era mucho más tabú de lo que es ahora.
—¿Es verdad que Mercedes llegaba al set y cuestionaba cosas de guion que ella misma había escrito?
—Fue muy fuerte. Otra cosa que yo subrayo es que en esta película no hay mientras tanto, mientras Norma camina, eso es un rodaje donde no hubo un día que descansáramos uno del otro y encima éramos guionistas. Pero yo llegaba como director y ella como protagonista, todos los días. En un hotel precioso con una pared por medio, funcionando como una especie de matrimonio creativo. No es un monstruo de dos cabezas de verdad, porque todo el tiempo surgían cosas que, hasta el último momento, le dieron vida, y la idea es que estuviera vivo, que estuviera interpelándonos con el presente de lo que estamos haciendo en tono de la comedia, haciendo comedia en serio.
—Hay muchas referencias que aparecen, ¿cómo fue también compartirlo?
—Hemos ido al cine juntos a ver Spencer, de Pablo Larraín, y pasaban el tráiler de Las Rojas, donde ella trabaja, y queríamos también de nuevo investigar en esto de una rubia, porque pasaron cosas cuando Mercedes se tiñó. No es lo mismo una rubia en el cine que en la vida. Hay toda una línea de películas así, con un lenguaje, entonces eso sucede, por un lado, en términos del artista, cuando yo tengo a Mercedes rubia en el cine me bajan todas las rubias, desde La mujer sin cabeza, que encima trabajó con Lucrecia Martel, entonces se activa muy rápidamente qué trae la inseguridad de la rubia en el cine y la comedia, eso por un lado. Por otro lado, porque fue una película que nuestra idea era poner en el centro del relato.