Entrevista Exclusiva

Sebastián Perillo: “Que sea yo mismo el productor limita mucho las cosas”

El realizador presentó en el festival una historia donde el instinto animal marcará el tempo narrativo para una coming-of-age de horror y misterio.

Tras Amateur, el realizador Sebastián Perillo vuelve a las andadas con Las noches son de los monstruos, un apasionante thriller que homenajea a clásicos del género con un elenco encabezado por Luciana Grasso, Esteban Lamothe, Jazmín Stuart y Gustavo Garzón. Diario Hoy dialogó con el director a horas de presentar la película.

—¿Qué es lo más difícil de hacer cine de género en la Argentina?

—Es difícil porque, más allá de que el género en el país tiene una presencia cada vez más importante, hay prejuicio. Primero, porque competís con grandes películas de afuera, y aparecen las dudas de todo el mundo de hasta qué punto vale la pena probar con algo que está tan establecido, y luego, dependiendo de la temática, hay tiempos de desa­rrollo que son muy distantes. Cuando presenté Amateur en Estados Unidos, no creían que la había hecho en 26 o 27 días. El género es muy preciso en cuanto a la puesta de cámara y los tiempos complican mucho las cosas. Entonces, el prejuicio y los recursos a la hora de filmar es lo que determina todo.

—Y para vos, que producís películas, ¿sigue siendo tan complicado igual?

—Sí, porque que sea yo mismo el productor de mis películas limita mucho las cosas. Igual busco socios para producir, para ponerme lo menos posible el traje de productor. En esta película me pasó de encontrarme de manera creativa diferente, porque de hecho yo no iba a dirigir esta película, la iba a producir.

—¿Quién la iba a dirigir?

—Gabriel Medina, pero los ­tiempos se fueron dilatando, había que hacer cosas como entrenar a una perra y empezamos, pero él me planteó que no la iba a poder hacer y me impulsó a que la ­dirigiera.

—Volvés a trabajar con intérpretes recurrentes en tus propuestas…

—Sí, y cuando tomo como propio el proyecto le cambio mucho el tono, porque era terrorífica, en el conurbano, y trabajamos con el tono para modificarlo deteniéndome en la ­relación de los personajes. Antes el perro tenía baba, sangre, una cosa muy violenta, y por mi lado de ­productor lo corrí y me quedé con las relaciones.

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