entrevista

“Sería un músico muy diferente si no hubiera escuchado a Spinetta”

El próximo sábado, en el marco del ciclo Luis Alberto Spinetta (Discos Esenciales), que se viene desarrollando durante todo el año en el Centro Cultural Kirchner, Lucio Mantel estará a cargo de interpretar Kamikaze. En diálogo con diario Hoy, comentó parte del proceso para esta presentación y qué significa El Flaco en su recorrido.

Lucio Mantel es un cancionista de fina estampa. Su obra comprende cinco discos de honda y exquisita canción de autor. Sus dos primeros trabajos, Nictógrafo de 2008 y Miniatura de 2010, tienen ya estirpe de clásicos. Es parte de esa generación de compositores que a comienzos de siglo enlazaron lo más sonado del rock vernáculo con músicas regionales y otras tradiciones: MPB, tango, música rioplatense, folklore, instrumentaciones acústicas y camarísticas.

El sábado 1° de octubre interpretará entero Kamikaze de Luis Alberto Spinetta. Será en el CCK, a las 20. Las entradas se podrán reservar a partir del mediodía de mañana. En esta entrevista con diario Hoy comenta parte del proceso.

—¿Cómo fue tu primer contacto a consciencia con la obra de Spinetta?

—Mi primer contacto fue con el disco Almendra. Estaba en casa desde antes que naciera, obviamente, desde la época en que había salido. Recuerdo que me gustaba mucho Muchacha y cuando llegaba el tema Color humano me daba miedo y pedía que la sacaran. Somos cuatro hermanos, dos mayores y escuchaban mucho rock a pesar de que eran chicos. Consumíamos todo el tiempo la música que iba saliendo. Yo por transición no escuchaba otra cosa que fuera eso, escuchaba música de adolescente ya desde chiquito. Y estaba informado, el nombre Spinetta sonaba un montón en casa, como el de Charly, como el de Soda. Tal vez Pescado II haya sido lo primero que escuché entero y de manera consciente. Entendí que cada disco suyo que escuchara iba a pasar mucho tiempo dedicado, conviviendo con esa música y descubriendo cosas. Era normal que descubriera un disco suyo y no me gustara al principio sino después de varias escuchas. Con Kamikaze me pasó eso.

—En tu obra hay cosas spinettianas. ¿Qué influencias son las que reconocés en tus canciones?

—Siempre pienso que los compositores no solemos hacer esos mapas genéticos que hacen los periodistas sobre los compositores. Yo no sé si tengo tan identificada a esa influencia. Sí puedo decir con total seguridad que sería un músico muy diferente si no hubiera escuchado a Luis Alberto Spinetta. Otra cosa sería. No sé qué, tal vez menos interesante, pero otra cosa seguro. Spinetta para mí fue una gran escuela, en muchos aspectos. Yo tomaba clases con algún que otro profesor de guitarra, pero creo que cuando aprendía de verdad era en los momentos en que enchufaba la guitarra eléctrica y me sentaba y escuchaba discos enteros y trataba de aprendérmelos. En esa época, el momento de mayor aprendizaje de mi vida, la música que más escuchaba era Spinetta, las bandas de él. Si tengo que decir en dónde me influye en particular, es difícil. En todos lados. Creo que si tuviera que decir lo más importante probablemente, más allá de la profundidad armónica y melódica, también está lo filosófica. Spinetta es una influencia muy extraña que tenemos nosotros, porque él es un músico muy guerrero en la idea de que hizo siempre lo que se le antojó. Con la música que le salía, con no considerar, por ejemplo, el ritmo de la industria. Esa intransigencia le da una nobleza y a muchos eso nos influyó de manera categórica.

—Kamikaze es un disco casi exclusivamente acústico, ¿cómo pensaste las reversiones de estas canciones?

—Fue un proceso realmente muy arduo, que ahora por suerte puedo decir que se está completando de una manera hermosa. Vamos a llegar a un concierto mucho más lindo del que me podía imaginar al comienzo. Sabía que iba hacer muy difícil encontrar la manera de hacer este concierto. Siempre pienso que cuando uno escucha a un músico tocando solo, lo que no está sonando lo estamos agregando todos en nuestra imaginación. Además de eso, cada uno imagina algo distinto. La conclusión fue que teníamos que llegar a un desarrollo que fuera una revisión de ese disco. Una versión desde el día de hoy y desde las personas que somos. Obvio que al principio empecé solo, estuve mucho tiempo trabajando solo, pensando quiénes serían los músicos y el último mes ya estuve trabajando con la banda que va a tocar.

La instrumentación que encontramos en el camino, que nos encanta, tiene una banda (batería, guitara, bajo y teclados, y se suman algunos otros instrumentos) y el Cuarteto Divergente, cuarteto de cuerdas dirigido por Ale Terán, que escribió arreglos especialmente para este concierto. Varias de las canciones están arregladas por él. Una de las cosas que pensé al comienzo era que si buscaba contentar a toda la gente estaba condenado al fracaso. Tenía que buscar una mirada propia de este disco. Pero nunca perdí de vista el amor que tenemos todos por este disco. Un disco así, con una instrumentación tan mínima, tiene una sonoridad que es monocràmita, como la tapa de disco. Un color que atraviesa todo el disco, un color particular. Entonces, la premisa al momento de desarrollarlo fue buscar cuáles son los colores, los otros colores que están escondidos en cada canción.

—¿Estás preparando algo nuevo? ¿Hay proyección de registrar un nuevo disco?

—Pasado este concierto del 1° de octubre, voy a retomar todo lo que dejé ahí pausado. Fueron muchos meses desde que recibí esta propuesta en febrero. Primero trabajamos en otro disco y después sí, ya Kamikaze. Los últimos meses no hago otra cosa que esto. Mi plan para este año era grabar mi nuevo disco, tengo un montón de canciones esperando. El sexto disco. También retomar las giras, muchas pendientes desde antes de la pandemia, muchos conciertos en las provincias.

Aquel disco violeta

Spinetta se inspiró en los kamikazes japoneses para titular aquel disco de 1982, publicado en abril de ese año, en coincidencia con la Guerra de Malvinas. El álbum está compuesto por temas de diferentes épocas. Por ejemplo, Barro tal vez que fue escrita por el músico cuando tenía apenas quince años.

Kamikaze tiene un sonido principalmente acústico, íntimo. Hay algunos pianos y teclados aportados por Diego Rapoport y una mínima percusión de David Lebón. Pero se destaca sobre todo el sonido característico de la guitarra Ovation clásica.

Incluso en su concepción de obras de distintas épocas, el disco tiene algunas perlas como: Ella también, ¡Ah, basta de pensar!, Quedándote o yéndote y Casas marcadas.

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