“Siempre el lanzamiento de un disco nuevo es una excusa para celebrar, para festejar y para asomar la cabeza con más soltura”

Así se expresó Nahuel Briones sobre el concierto que se trae entre manos y que tendrá lugar en la ciudad de las diagonales

Durante una charla íntima con diario Hoy, Nahuel Briones recorrió su vasta trayectoria y brindó los detalles del show que dará en La Plata.

—¿Qué materiales estás presentando?

—Siempre el lanzamiento de un disco nuevo es una excusa para celebrar, para festejar y para asomar la cabeza con más soltura.

No es igual estar mostrando algo nuevo que seguir insistiendo e insistiendo con lo mismo. Eso, por ejemplo, es un privilegio de artista no tan conocido me parece: el público espera material nuevo. Cuando la megapegaste, el público solo quiere escuchar siempre lo mismo: eso que te hizo ser alguien en la vida y especialmente en sus vidas.

Este nuevo álbum, Milagros inútiles, es muy particular dentro de mi discografía. Quizás me equivoco (no sería la primera vez que un artista falle en la percepción respecto de su propia obra), pero creo que no se parece a ningún otro disco que haya hecho antes. Además, me genera un entusiasmo y un orgullo que son nuevos, es la primera vez que puedo escuchar un disco mío en loop y disfrutarlo mucho, y para mí que la vara de la autoexigencia es casi el autoodio es un montón.

Siento que llegué a un acontecimiento casi pictórico en la producción artística y sonora en Milagros inútiles, algo que me interesaba encontrar hace tiempo pero por alguna razón (que supongo que era vagancia) no me arremangaba y me ponía a laburar tanto tanto tanto como requería esa idea. Fue mucho trabajo, casi dos años dedicados a este puñado de canciones. Es mucho más fácil difundir una obra que te genera orgullo y entusiasmo. A su vez, me divierte y me causa mucha gracia construir en mi cabeza la imagen de que los artistas somos como nenes llevando nuestra caca en la mano y paseándonos por radios y canales de televisión diciendo: “Miren mi caca... ¡Pero mírenla posta!”. El mundo es un desastre y uno va como un pelotudo alegre mostrando sus trucos por ahí esperando cariño. Un poco de eso habla Milagros inútiles. Relaciono mucho la discografía con el poliamor: vos podés sacar el mejor disco de tu vida pero si seguís queriendo a tus otros discos vas a seguir teniendo ganas de cantar esas canciones, de tocarlas, de compartirlas. Por ejemplo a mí me pasa con mi primer disco, Pera reflexiva, que le guardo un montón de cariño pero no el suficiente como para seguir tocando esas canciones en vivo. Podemos decir que de ese disco me separé.

—¿Cómo describirías tu obra?

—No la describiría y ya. Mirá si mi descripción es menos atrapante que mi propia obra, sería muy triste. Prefiero invitar a quienes estén leyendo esto a buscar mi música, escucharla y sacar sus propias conclusiones. Las conclusiones del que se expone siempre están cargadas de anhelos, expectativas, sufrimiento e inseguridades. Y no siento que mi obra esté tan cargada de esa mierda personal. Es más agradecida, generosa y graciosa que yo. Por otro lado el sábado 17 de septiembre voy a presentar junto a la mejor banda del mundo Milagros inútiles por primera vez en La Plata, en Guajira, y no creo que haya alguien que pueda no disfrutar de ese concierto. Lo digo en serio. Va a estar increíble.

—¿A qué le canta Nahuel Brionnes? ¿Qué destacás de tu obra?

—Le cantaba mucho al amor, al enrosque del amor, pero desde que abandoné la monogamia (o la monogamia me expulsó de su círculo selecto) abandoné un poco el drama y me empezó a interesar menos hablar de eso.

En Milagros inútiles creo que lo que más hay es política internacional, hay referencias sutiles a muchas cosas que están pasando en distintos lugares del mundo que tienen la triste característica de repetirse todo el tiempo: las guerras, la desigualdad, el hambre, la pelotudez de la meritocracia, la idea del éxito, la contaminación, el futuro como una pared de dagas que se acerca...

Con todo eso, aun así hay momentos de pura luz, creo que eso se lo debo al nihilismo: cuando esperás que todo sea una mierda cada momento de belleza es profundamente emocionante y nada te decepciona demasiado. Lo recomiendo.

—¿Cómo se da la elección del repertorio? ¿En qué hacen enfásis al seleccionar las canciones?

—En principio a mí me gusta dar conciertos largos. Como público no hay nada que padezca más que un concierto corto cuando se trata de canciones que disfruto.

Si fuera por mí, podría ver sin drama un concierto de cinco o seis horas de cualquier artista que me interpela. Como no puedo ponerme como parámetro de todo, bajamos a la realidad y damos un conciertito de dos horas.

Así que básicamente salimos de gira con casi cuarenta canciones ensayadas y cada noche se arma una lista de temas jugando con ese relato que se arma cuando tocás canciones que se contradicen.

No me gusta repetir listas de temas. Sí puedo responderte que estoy seleccionando de todos mis discos los temas que podrían haber formado parte de este álbum como para generar una estética común, pero cuando veo los temas que quedan afuera de esa lista también me entusiasma tocarlos así que cómo se da la elección del repertorio: teniendo mucha música ensayada y tirándose a la pileta cada noche.

—¿Cómo te preparás para este show? ¿Cuáles son los detalles que podés contarnos?

—Arrancamos hace poco los ensayos y a partir de la semana que viene vamos a ensayar todos los días hasta que empiece la gira de presentación.

Eso me seduce y es la parte que más disfruto de la música: los ensayos.En esa instancia uno no está pensando en un otro, no está esperando que lo aplaudan ni que le guste a nadie, ahí uno está construyendo grupalmente una nueva interpretación de las ­canciones, una forma tridimensional de la foto esa que quedó registrada. Me encanta.

Además del idilio de los ensayos está toda la parte de la difusión, la prensa, la producción general y todo eso que me interesa menos pero que me demanda una cantidad de tiempo increíble. No podría decir que eso no me prepara para los conciertos. Me prepara y me pone en estado de alerta. Yo no siento que mi descanso sea a la noche cuando termino un concierto. Descanso cuando terminó toda la gira, mientras tanto estoy trabajando las veinticuatro horas de los siete días de la semana.

Ayer, por ejemplo, soñé unos arreglos nuevos para unas canciones, el que está componiendo, escribiendo y exponiéndose no tiene un momento de desconexión severa, siempre estás pensando en tu obra, es una adicción: te convierte en ludópata.

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