Silvina Estévez: “Empezamos a tirar de un hilo con muchos temas y preguntas”

Estévez presenta en El Cultural San Martín de la ciudad de Buenos Aires su película Años cortos, días eternos.

Tras un recorrido exitoso por varios festivales, Silvina Estévez presenta en El Cultural San Martín de la ciudad de Buenos Aires su película Años cortos, días eternos. Es una mirada lúcida y necesaria sobre la maternidad en la que participan, entre otras, varias generaciones de su familia. Con ella hablamos para saber más de la propuesta.

—En la película te preguntás y preguntás por qué estabas haciendo una película sobre mujeres embarazadas, ¿tenés la respuesta?

—Un poco sí, y creo que sin quererlo un poco de eso se trata la película. Yo empecé a indagar en el tema a partir de que Brenda Howlin, amiga de toda la vida, que es además coguionista de la película, a los dos días de ser madre se quedó sola con su bebé y una cirugía como la cesárea. Intenté colaborar con ella y como soy cineasta empecé a registrarla de una manera muy espontánea. Hicimos con eso un corto que estuvo en Bafici y con la devolución que recibí de muchas mujeres empezamos a tirar de un hilo con muchos temas y preguntas; y en ese devenir de indagar, las propias personas a las que registraba me preguntaban por qué hacía la película si no era madre y me enojaba, porque para mí hasta tenía un sesgo de género.

—¿Creés que la cercanía con las protagonistas te jugó en contra, porque siempre en el documental es beneficiosa, pero acá te iban abandonando?

—En principio sentí que sí, en términos de que las mujeres en esa instancia de la vida, tan border, por el desconocimiento de lo que implica el puerperio y sus características. Claro que es incómodo al atravesarlo tener una cámara metida en tu casa y eso hacía que muchas no querían continuar con el proceso. Por eso íbamos en búsqueda de nuestra protagonista y mujeres que se fueron dando de baja, y si bien en un principio era para mí perjudicial, todo lo que no iba de manera exitosa lo empezamos a incorporar.

—La película además se nutre de eso…

—Claro, esa fue una decisión en el montaje con Constanza Curia; de por sí que yo no sea madre abre el universo de la película y al editarla encontramos la posibilidad de mostrar eso, que habla mucho de esa etapa de la vida.

—En la segunda parte sumás a las mujeres de tu vida con ideas que aún persisten en, por ejemplo, palabras de tus abuelas…

—De pronto se abre este relato generacional que a mí me conmueve mucho. Mis abuelas con 90 años han incorporado muchas cuestiones, por ejemplo dicen “no puede ser que los privilegios sean siempre de los hombres” o “yo nunca me cuestioné si quería ser madre”, y la película avanza hacia esa pregunta, que se la hago, incluso, a mi madre.

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