entrevista
Tim Ballard: “Los productores llegaron a ser casi como terapeutas”
Precedida de un gran suceso en todo el mundo, llega a los cines hoy la esperada producción inspirada en su vida.
Sonido de libertad, película número uno en el mundo, está inspirada en la historia real de Tim Ballard, con quien hablamos en exclusiva durante su visita al país.
—¿Cómo te sentís de presentar acá la película?
—Bueno, para mí es algo muy especial también porque el año pasado yo estuve aquí con la fiscalía principal de Buenos Aires y firmamos un acuerdo para trabajar juntos. Nosotros llegamos con tecnología, consultamos y ellos hicieron hace como cuatro o cinco meses una operación muy grande en toda Argentina sobre el tema de la pornografía infantil. De hecho, el juez que trabajaba para nuestra fundación antes fue un juez de Uruguay, y ojalá cuando llegue pueda decirle más de la operación que hicimos aquí en Argentina hace cinco meses. Yo creo que fue uno de los más grandes en cuanto a la pornografía infantil que el país ha hecho. Para mí, llegar aquí, después de esta operación, luego de este acuerdo, es algo muy especial.
—En otro plan, más relajado, presentando la película, no trabajando…
—Sí, más relajado.
—¿Cómo surgió la idea de llevar tu historia al cine?
—Nunca pensé que íbamos a hacer esto. Hicimos una operación, hemos hecho miles de operaciones, pero una en Colombia el 11 de octubre de 2014 y unos meses después salió en la prensa de los Estados Unidos porque fue un golpe demasiado grande. De hecho, eso fue hace 10 años, pero dos de los sobrevivientes de esta operación están aquí y después de un mes llegó Eduardo Verastegui, que es un productor mexicano, otros estudios me habían contactado, pero rechazamos cada oferta porque no tengo confianza en Hollywood. Esto fue algo muy diferente, es algo que inspira, los dos tienen la misma visión, una visión de inspirar, de dar luz a un mundo de oscuridad muy diferente de todo el contenido. Entonces, con esto sí estamos muy felices de dar esta historia para que sea una película. Yo formé mi fundación al mismo año, al mismo mes y al mismo año, en diciembre de 2003 que se formó Angel Studios, y estábamos hablando de que sería tan genial trabajar juntos, pero ninguno de nosotros estaba listo de hacer un acuerdo o algo así. Fue como un plan de Dios que ya estaba como planteado.
—Bueno, pero ¿cómo fue un poco el detrás de escena? Porque por ahí estaba la gente con la que vos querías contar tu historia, pero había que elegir a los protagonistas. ¿Cómo fue todo ese proceso?
—Bueno, la primera cosa que hicieron fue llevarme a una cabaña en las montañas, y pusieron un grabador, para que les cuente todo, porque ellos no sabían nada. Ellos querían saber todo, y la verdad es que me senté ahí dos o tres días llorando como bebé. Pensando que ellos nunca iban a hacer una película, porque me van a ver como un humano muy débil, llorando como bebé. Pero la verdad es que ellos no sabían que llegaron a ser casi como terapeutas para mí porque estaban como pidiéndome cosas que nunca había pensado. Los rincones oscuros de mi mente se estaban abriendo. Y después de tres días me mandaron a casa. Regresé tres días después y ya tenían como más de mil notas y la historia. Casi no ha cambiado desde ese día. Sí, cambiaron un poco, pero ellos ya habían establecido como el mapa general de la historia. Después me pidieron un escrito como dos años sin escribir. Yo pensaba que nunca me iban a llamar porque yo hacía una búsqueda de Google y me dijeron que menos de 5% de conceptos de películas llegan a los cine. Dos años después me llamaron y me dijeron: “Necesitamos encontrar a alguien en tu papel”.
—¿Y ahí cómo fue? ¿Trabajaron en conjunto?
—Sí, yo les dije que quería a Jim Caviezel.
—¿Vos ya sabías que lo querías a él?
—Era mi primera opción, por dos razones. Primero, mi película favorita de todo el mundo es El conde de Montecristo. Además, él es un actor increíble y, más que esto, es una persona de fe. Para mí y mi esposa, sin este aspecto de la fe, nunca hubiera funcionado. Una persona de fe puede comunicar lo espiritual. Y el director, Alejandro Monteverde, me dijo: “Necesitamos un actor que diga más con sus ojos que con su boca, porque el mensaje es más poderoso que lo que se puede contar en dos horas”. Y yo creo que si una persona ve la película, va a ver de lo que estoy hablando.