entrevista

Tomás “Toto” Kirzner: “Contar esta película fue muy especial”

El actor, que también disfruta de su éxito en el universo del streaming, presenta su primer protagónico en la pantalla grande.

La nueva película de Rodrigo Fernández Engler, La noche que luché contra Dios, ya se encuentra en los cines. Protagonizada por Tomás “Toto” Kirzner, Luciano Cáceres y Carolina Kopelioff, narra las vivencias de Benjamín y de Jacob, hombres separados por casi 4.000 años, pero unidos por una misma causa, enmarcada en un drama histórico y en la búsqueda de la memoria, verdad y justicia. Hablamos con Kirzner para saber más sobre esta historia basada en hechos reales.

—¿Cómo estás viviendo el lanzamiento de la película? Ustedes la grabaron hace tiempo, y ahora están reconectándose con la historia, ¿qué recuerdos tenés del rodaje?

—Un poco todo eso se responde con algo que sucedió ayer, que fue que pudimos proyectar la película por primera vez en la AMIA, por primera vez con público, y fue algo sumamente emocionante. No solo que volví a ver la película, sino que tuve los testimonios de algunas de las personas que sobrevivieron o que tienen familiares, amigos, novio, novia, que también falleció, que también perdieron en el ataque terrorista, entonces vivís ahora la película de otra manera. Expectante. A ver cómo le afecta a la gente en el sentido amplio de la palabra afectar, no solo con una connotación negativa, cómo le afecta a la gente ahora. Porque yo tuve como un lavado de cerebro porque quizás uno cuando deja de hacer una película, cuando termina y pasa mucho tiempo perdés un lazo indudablemente porque después estás en otro proyecto. Dejás la vida ahí, entonces volver a ver la película y estar presente con un montón de personas que se sintieron muy conmovidas y comprendieron que era desde el máximo de los respetos a la hora de poder contar esta película fue muy especial. La verdad que fue una noche, una velada magnífica.

—Es tu primer gran protagónico y en un rol que te exigió seguramente mucho, porque ­nosotros conocemos a un Tomás más extrovertido, y acá es como todo hacia adentro, todo con tensión, pocas palabras, ¿cómo fue un poco el desafío encararlo?

—Es cierto que últimamente quizás mis personajes tienen algo de extrovertido porque soy así, todos los personajes tienen algo de uno, después vas apagando más o menos, pero es cierto que en este caso era un personaje absolutamente dramático. La única vez en mi vida que yo pude hacer drama fue en el teatro, ya sea Votemos, que hoy en día es tragicómico, o Lo que nos une, hace mucho tiempo, que era con la pérdida de un hijo. Pero ahora, en pantalla, me causa gracia verme así, pero en el mejor sentido de la palabra, porque también nosotros quisimos encarar la película desde un lado de duelo de introspección, y de duelo que es lo que padece Benjamín hasta que tiene su viaje espiritual. Entonces creo que Rodrigo, a la hora de contarme el personaje, fue muy claro con lo que precisaba y mis decisiones actorales coincidían. Es como que estábamos muy al unísono en cuanto a los silencios, miradas, introspección. Y, además, lo loco fue que ayer una persona que había sido sobreviviente de la AMIA me dijo que se agradecían mucho los silencios porque se sintió muy identificada con el duelo y fue una de las palabras que se tiraron en la mesa a la hora de construir a Benjamín. Entonces eso quiere decir que hay una buena decisión de construcción de personajes. En el guion, en la dirección y en el arte en general, creo que todos hicimos un gran equipo para poder construir a Benjamín.

—¿Habías viajado anteriormente a Israel?

—No, ni lo conocía, y la verdad es que ir a Israel, conocer Jerusalén, fue un delirio. Dos semanas ahí grabando y conociendo una cultura completamente nueva para mí. Nunca había ido tan lejos, hasta allá, entonces además de eso te encontrás con una tierra muy rica en energía, porque hay tantos credos, hay tantas religiones mezcladas y todas bancan que la tierra en la que están ahora es sagrada. Entonces cada vez que ellos apoyan la mano contra una piedra y rezan, o lo que sea que pidan, son buenos augurios. Hay buena energía en la ciudad, la ciudad es buenísima y es muy interesante por descubrir, porque aparte es una ciudad arriba de otra ciudad, como que a lo largo de los años se fue armando así y es el inicio de todo también. En algún punto tiene algo simbólico que está buenísimo ir a Jerusalén, si bien se dice que Jericó fue la primera ciudad, pero bueno, Jerusalén es una ciudad increíble que a mí me encantó poder grabar ahí, una vez en la vida. Quizás no vuelva a pasar nunca, entonces es un lindo regalo que me dio la película.

—¿Cómo te estás organizando en este presente? Ahora tenés el estreno de la película, hace muy poquito terminó Buenos chicos, que también eras protagonista, pero estás con el teatro, el streaming...

—De hecho, este año es el mejor organizativamente, porque el año pasado estaba ­únicamente con la tira y con el teatro comercial, que te demanda muchísimo, es un estrés mental muy fuerte, que me di cuenta. Y aparte un montón de colegas, actores y ­actrices me han dicho que me cuide, porque hacer teatro comercial y tira diaria es mucha exigencia, y es cierto. Porque es de lunes a lunes y estás grabando todo el tiempo ­múltiples escenas, diferentes, y después te tenés que ir al teatro hasta la noche, y vas a tu casa a las doce, y comes y dormís, y al otro día ya a las ocho tenés que estar en el set ­grabando. Así fue la vida que tuve el año pasado, que por supuesto que la padecí, pero fue la vez que en mi profesión viví con más intensidad, porque bueno, es literalmente lo máximo que uno puede tener y estoy agradecido.

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