Adoptaron a una perra penitenciaria jubilada

Una familia de Bahía Blanca cobijó a una rottweiler que cumplía funciones de seguridad dentro de una cárcel del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Una familia bahiense adoptó a Antonella, una perra rottweiler de seis años que trabajaba en seguridad, búsqueda de personas, estupefacientes y explosivos, dentro de una cárcel del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).

En el marco del proyecto “Viejos Camaradas”, aprobado por el Ministerio de Justicia de la Provincia, los Lazzarano-Mielgo decidieron darle un nuevo hogar a la perra que ya no podía cumplir con los objetivos en la Unidad N°4 de Villa Floresta, debido a que padece un cuadro irreversible progresivo de ostreoartritis coxifemoral bilateral.

La tenencia se concretó ayer por la tarde, aunque la adaptación se hizo, progresivamente, en los días previos.
El guía de la Dirección de Cinotecnia del SPB, Jorge Rivero, contó cómo comenzó la relación y recordó: “La familia Lazzarano me contactó para adiestrar a Apolo, un cachorro rottweiler. Cuando empecé con ese trabajo, surgió una charla y les comenté que en la Unidad teníamos una perra con problemas de huesos. Les mostré fotos, videos y les comenté que estábamos buscando adoptantes. Enseguida, se interesaron y los invité al penal para que la conocieran. Se quedaron fascinados desde el primer día”.

Rivero relató que, primero, la familia visitaba a Antonella en la Unidad, y que, después, él la llevaba a la casa de los adoptantes para que mantuvieran encuentros bajo su supervisión.

 

“Mi esposo se enamoró de ella y ella de él, ni bien se conocieron. Después, cuando ella empezó a quedarse en casa, comenzó a seguir a Benjamín, que es mi hijo mayor. Ahora duerme con él”, contó Natalia Mielgo a diario Hoy.

Sergio Lazzarano y su esposa tienen dos hijos, uno de 18 y otro de 4. Además, comparten sus vidas con Apolo, un rottweiler de cinco meses. Ahora, con la incorporación de Antonella, son seis los que conviven bajo el mismo techo.
“Por suerte, se lleva muy bien con el cachorro. A veces, ella se cansa y le pone los puntos, porque él quiere jugar todo el día. Pero, ya comparten hasta los juguetes”, relató Natalia a este multimedio.

Sergio Lazzarano contó también que a Antonella le encanta dormir con el joven de 18 y con Apolo, aunque explicó: “Su médico nos recomendó que no lo haga por el problema en su cadera. Nos dijo que no tiene que hacer esfuerzos cuando baja de la cama. Así que le pusimos un colchón en el piso y duerme allí, aunque, dos por tres se quiere subir”.

Refiriéndose al tremendo acto de amor, la pareja coincidió en que pretenden brindarle lo que la perra se merece, mucho amor y un hogar. “Con nosotros tiene su jubilación ganada. La verdad es que estamos tratando de hacer lo mejor para que ella pueda estar bien. ‘La Gorda’, como le decimos nosotros, es una perra muy mimosa, buena y cariñosa”, concluyó Natalia.

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