Cadetes de Ensenada realizan prácticas de navegación en la Antártida

Diez estudiantes de la Escuela Naval Militar de la ciudad ribereña se embarcaron por primera vez en el rompehielos ARA Almirante Irízar rumbo al continente blanco.

Unos diez cadetes de la Escuela Naval Militar de la ciudad de Ensenada, que tienen entre 18 y 24 años, navegan por primera vez en la Antártida reconocidos por su mérito académico a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar, buque insignia de la Armada argentina. Allí, realizan guardias en el puente de comando como parte de su formación profesional, en el marco de la primera eta­pa de la Campaña Antártica de Verano (CAV).

Los diez fueron seleccionados entre 350 cadetes de la escuela que forma oficiales de marina en la isla Río Santiago, y son oriundos de distintas localidades de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Misiones y Ciudad de Buenos Aires. Viven allí en el establecimiento, en un régimen de internado de lunes a viernes.

“El internado nos obliga a aprender a estar sin la familia. Esas cosas también sirven para experiencias como estas. En el buque, donde estaremos un mes navegando sin contacto ­exterior, algo similar a lo que sería la escuela. Nos preparan para esto, es así la vida militar”, comentó Lucas Darnet (22), cadete de tercer año nacido en Bahía Blanca, en el puente de observación del Irízar junto a sus otros nueve compañeros.

Y agregó: “Vinimos a poner en práctica todo lo que aprendemos en la escuela. Durante los cuatro años de estudio tenemos la materia navegación que se trata de estar en el puente de comando y guiar al buque en una navegación segura”.

Para ingresar a la escuela rinden un examen de Física, Trigonometría, Química, Historia, Inglés y comprensión de textos, además de pruebas físicas y psicológicas, detallaron.

“De 250 personas que entraron en nuestra promoción, actualmente somos 60. Es dura la vida de un cadete, nos alejamos de la familia, algunos el fin de semana no salen y sienten más la distancia si son del norte o el sur del país. Cuesta adaptarse al principio”, compartió Damián Cardozo (24), cadete de tercer año de Punta Alta, quien recibió la imprevista aventura de este viaje de una forma particular, porque significó también reencontrarse, después de un año, con su padre que es el jefe de base Orcadas, que invernó durante 2023 en la Antártida.

En la escuela, los cadetes, además de los cuatro años de cursada, realizan seis meses de práctica en el buque escuela Fragata Libertad, que “algunas veces hasta recorre el mundo”, contaron. Para los cadetes, el viaje en la fragata es como una tesis en otras carreras, ya que es la experiencia que los califica para ser oficiales de marina.

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