Con un siluetazo, miles de personas repudiaron la domiciliaria a Etchecolatz

Organismos de Derechos Humanos y organizaciones sociales llegaron hasta la casa del genocida, en Mar del Plata, para rechazar la decisión tomada por la Justicia

Enviados especiales

Ayer, a la hora en que el sol menguaba sobre Mar del Plata, una columna de miles de personas marchó por las calles de la ciudad balnearia para repudiar la prisión domiciliaria de Miguel Osvaldo Etchecolatz. 

La manifestación avanzó haciendo un siluetazo, es decir, un sendero de figuras humanas que marcó el camino desde el centro hasta el chalet del coqueto bosque Peralta Ramos, donde desde hace pocos días cumple su condena el excomisario de la Policía Bonaerense que regenteó más de 21 centros clandestinos de detención durante la última Dictadura Militar. Condenado en seis ocasiones, las penas se condensaron en una a reclusión perpetua. 

“La condena social a este genocida ya está instalada, pero vinimos a remarcarla: es un peligro para los sobrevivientes, autor de los peores delitos de la historia de la humanidad, y está amparado por los jueces”, dijo a este medio Carlos Loza, uno de los exdetenidos que pasó por la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). “Y lo vamos a seguir repudiando hasta que vuelva a la cárcel, que es el lugar en donde tiene que estar”, completó.

La columna de manifestantes llegó a la casa del Nuevo Boulevard del Bosque, entre Guaraníes y Tobas, pasadas las 19, pero no pudo llegar hasta la puerta porque estaba vallada. Allí se sumaron a la multitud los vecinos del barrio. “La domiciliaria de este genocida me parece una aberración total, en esta Argentina que juzgó a nuestros represores con toda la fuerza de la ley, y que ahora los suelta: una vergüenza nacional e internacional”, dijo Beatriz, una frentista del Bosque Peralta Ramos.

Allí, en una plazoleta cercana, integrantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos y otras organizaciones sociales y políticas se reunieron para escuchar a los oradores: Lita Boitano y Taty Almeida, entre otros. Desde una ventana del segundo piso de la casa del recluso, se fotografió a quienes integraban la movilización. “Alerta, alerta, alerta a los vecinos: al lado de su casa está viviendo un asesino”, gritaban al unísono. “Me parece muy esperanzador que participen los vecinos. Creo que la sociedad se tiene que despertar y acordarse. La memoria es esencial para no repetir los mismos errores”, concluyó Beatriz.  

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