Cuando se cocina con el corazón

María Laura Pérez es docente y auxiliar de escuela y su pasión es la cocina. Todos los sábados prepara una olla popular en el centro vecinal.

Elabora comidas desde los 9 años. Hoy, con 44, da clases de cocina desde hace cinco. Se trata de María Laura Pérez, quien decidió elaborar viandas para quienes más lo necesitan. En este momento tan particular que atra­vesamos, la solidaridad está
pre­sente.

“Soy instructora de los centros de formación, en el centro vecinal enseño. Hoy por la pandemia estoy dando clases de manera virtual. Trabajo para el centro profesional 423 y 407. Además, soy auxiliar de escuela, mamá de cinco chico y abuela de mellizos”, comenzó diciendo esta vecina de Barrio Nor­te, que tiene una participación protagónica en el Centro Vecinal Plaza Olazábal.

“La locura nuestra fue empezar a cocinar para el casco urbano, porque la situación no está bien para nadie. Como instructora y apasionada. Hago esto desde los nueve años, tengo cuarenta y cuatro. Amo dar clases, es mi locura. Vivo armando recetas”, comentó ante diario Hoy.

“Se nos ocurrió la idea con Fernando. El es exalumno y hoy es mi gran acompañante en este barco. Decidimos preparar viandas todos los sábados con lo que tenemos porque no recibimos ayuda de nadie, solamente es la colaboración de los vecinos. A los alimentos los vamos a buscar por los negocios de la zona, más quienes nos ayudan y nosotros ponemos también de nuestro bolsillo”, relató en el contacto que mantuvo ayer en el Barrio Norte platense.

El menú de María Laura varía todos los sábados y es repartido entre los vecinos de la zona norte del casco urbano de La Plata. “Les hacemos la comida, un gourmet más trabajado. Mi impronta siempre es que cada uno le ponga su magia, su esencia. Entonces vamos cambiando los platos, los vamos transformando para que no sea solamente un guiso, sin desprestigiar un guiso que todos hemos comido”, expresó.

Pero el almuerzo no es solo lo que se reparte en este Centro cercano a la Plaza Olazábal: si está la comida no puede faltar el postre... “Tratamos de darles un postre, arroz con leche, gelatina, torrejas. La cocina mía es de abuela, muy de antaño, de otoño como digo yo. Soy una trastornada de los fuegos y estar siempre a mil y esa adrenalina que se crea. Y más que todo nos gusta poder ayudar a los que menos tienen. Y disfrutar porque es gratificante y lo hacemos de todo corazón”, concluyó orgullosa de asistir a los residentes que más lo necesitan en uno de los barrios más reconocidos de la ciudad.

Laura y Fernando están los sábados de 9 a 13 horas, cocinando, armando las viandas y recibiendo donaciones en 4 entre 37 y 38 en el Centro Vecinal de la Plaza.

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