UNLP

Defender el acceso al agua segura como un derecho humano fundamental

Un proyecto de extensión de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP recorre los barrios más vulnerados de la región para analizar las condiciones del agua.

El proyecto de extensión “Taller de Aguas” de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP recorre los ba­rrios más vulnerados de la región en plena pandemia realizando un análisis de las condiciones de salubridad del agua. De esta manera, los voluntarios se suman a las brigadas sanitarias “Ramona Medina”, que también vienen trabajando en los barrios para prevenir la Covid-19 desde el comienzo de el aislamiento social obligatorio.

“Trabajamos para generar herramientas para defender el acceso al agua segura como un derecho humano fundamental”, le contó a diario Hoy Virgina Vetere, directora del taller.
El equipo voluntario está integrado por estudiantes, docentes y no docentes. “Somos 35 y el trabajo es en forma de taller. Todos aportamos ideas al proyecto y consideramos que uno de los objetivos es la formación de profesionales con una mirada amplia y un compromiso social”, agregó.

Vetere es doctora en Química y profesora en la Facultad de Ciencias Exactas. “Trabajamos con grupo de personas con sus derechos vulnerados. Tenemos dos grandes ejes de trabajo: uno son los barrios, siempre trabajamos a pedido de la gente, se acercan a nosotros referentes barriales, vecinos o vecinas que nos conocen. Otro son nuestras páginas, o porque fuimos a otros barrios o porque se acercan a la Facultad y les hablan de noso­tros”, expresó.

La otra línea donde se realizan tareas es en el cordón hortícola de la ciudad, donde tienen un problema más amplio. Esto se debe a que el agua, además de ser consumida por las familias, es utilizada para la producción. “El acceso al agua segura se convierte en un problema de salud pública”, sostuvo.

Ayer estuvieron en el asentamiento barrio Cristo Rey, ubicado entre las calles 179 y 181, de 36 a 38, de la localidad de Lisandro Olmos. Se trata de un lugar que tiene necesidades de saneamiento urbano y sanitario.

“Durante un tiempo, por la pandemia, estuvimos intentando organizarnos. Como todos hubo una primera etapa que no sabíamos cuánto iba a durar. Cuando el aislamiento se empezó a prolongar, referentes barriales se contactaron y empezaron a manifestar su preo­cupación por el agua. Los que estaban en las brigadas evidenciaban lo mismo. En ese sentido surge la idea de trabajar en conjunto”, dijo Vetere.

Consultada acerca de cómo es el proceso cuando toman una muestra en el barrio, detalló: “Tomamos la muestra en la casa donde vayamos, la llevamos a los laboratorios y hacemos dos tipos de análisis: uno que tiene que ver con bacterias y el otro con algunos parámetros químicos, para ver si puede ser consumida”. Una vez que obtienen los resultados hablan con los vecinos y vecinas para tomar las medidas necesarias de acuerdo a cada caso en particular.

 

 

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