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Desarrollan un “parche genético” para tratar el trastorno del neurodesarrollo

Es una investigación experimental de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, en donde crearon organoides cerebrales a partir de células de niños con síndrome de Timothy.

Holden Hulet nació en 2008 y manifestaba síntomas que resultaban difíciles de entender para los padres. Les decía que sentía un hormigueo y que veía borroso. Solía tener convulsiones. Hablaba de forma incoherente, movía los ojos con rapidez y experimentaba cambios físicos extraños. Finalmente le diagnosticaron el síndrome de Timothy, un trastorno poco frecuente que puede causar múltiples anomalías congénitas y afectación cardíaca.

Ahora, a partir de las células de Holden y de otros dos pacientes, científicos de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, liderados por Sergiu Pasca, hicieron un estudio de prueba de concepto y demostraron la eficacia de una terapia potencial para el síndrome.

Para hacer el estudio que se publicó en la revista Nature, Pasca con sus colaboradores recogieron células de personas con síndrome de Timothy de Holden Hulet y tres sin el trastorno.

Los expertos examinaron una región específica de un gen conocido como CACNA1C que tiene una mutación causante del síndrome de Timothy. Allí, comprobaron si podían utilizar pequeños fragmentos de material genético que se unen a los productos del gen y promueven la producción de una proteína que no porta la mutación, conocidos como “oligonucleótidos antisentido”, para restaurar los déficits celulares del síndrome de Timothy.

En el laboratorio, aplicaron los oligonucleótidos antisentido a estructuras de tejido cerebral humano cultivadas a partir de células humanas, conocidas como organoides, y a estructuras de tejido formadas mediante la integración de múltiples tipos celulares, conocidas como “asembloides”. También analizaron organoides trasplantados al cerebro de ratas.

La aplicación de los oligonucleótidos antisentido restableció el funcionamiento normal de las células, y los efectos de la terapia dependieron de la dosis y duraron al menos 90 días.

“Nuestro estudio demostró que podemos corregir los déficits celulares asociados al síndrome de Timothy”, afirmó el doctor Pasca. “Ahora estamos trabajando activamente para trasladar estos hallazgos a la clínica, aportando la esperanza de que algún día podamos disponer de un tratamiento eficaz para este devastador trastorno del neurodesarrollo”, finalizó.

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