El arquero que se llevó la dictadura

"Angustia ya no tengo, eso fue al principio, cuando empecé a investigar en 2009 lo que pasó con mi tío”, arrancó diciendo Sebastián María Piovoso, uno de los sobrinos de quien fue el único futbolista de Primera División de AFA que nunca más volvió a la vida desde que un comando represor se lo llevara de la galería Williams de La Plata. Tenía 24 años y un puñado de partidos en el equipo superior de Gimnasia. Había llegado de Mones Cazón. El 6 de diciembre de 1977 “pagó” con su vida. Había algo en el ambiente de entonces que muchos no llegaron a entender: la advertencia del mismo Perón de que había que esperar a las elecciones, de lo contrario, se vendría la destrucción de un país que llegó a ser rico y poco a poco pasó a miserias de todo tipo.

La necesidad del progreso lo llevó a Piovoso a estudiar arquitectura. Entretanto, se sacó el gusto de quedar en Estudiantes, en plena época del tricampeón de América, hasta que una pelea con un técnico de juveniles pincharrata lo llevó a Gimnasia, donde se colgó al tren de la Primera, club en el que debuta en 1973 (en tres partidos insólitos, ya que en todos tuvo que entrar desde el banco de suplentes). La aventura de profesional duró poco. No le fue bien en lo más alto del fútbol. Fue llamado de clubes de Liga donde cobró buena plata: Atlético de Mones Cazón (1974), Athletic de Azul (1975) y Nación de Mar del Plata (1976).

Gustaba de Los Beatles, vivió en 132 entre 45 y 46. Su padre era de Saladillo, lugar de donde vienen llamando a losPiovoso en cada fecha del Golpe, para homenajear al desaparecido. Ayer, el sobrino que charló con Hoy estuvo en esos pagos junto a su mujer Cecilia Segovia y sus hijos Thiago Enrique de 5 años (“el segundo nombre es por el tío”) y Tomás de 11 meses. Este sobrino que investigó y revisó archivos y confiesa que ya no sufre (jamás conoció al tío porque él nació en 1979 y a Antonio lo llevaron en 1977). “En el 2013, el periodista Andrés Burgo hizo conocer el caso. Luego, el Museo de Gimnasia armó una muestra con fotos de Antonio Piovoso y otros dos deportistas”, explicó quien hoy, a las 18 horas, asistirá a los jardines del estadio donde se pondrá la placa.

"Aún con muletas tenemos que llegar a las elecciones”. Estábamos a seis meses. Lo había dicho Balbín. A Antonio no lo dejaron. 

“La historia de mi tío”

Por Sebastián Piovoso (Sobrino del exarquero, 38 años, arquitecto)

Una vez en la radio se estaba hablando del golpe y mi mamá nos dice que teníamos un tío que estaba desaparecido. Hasta ahí no se hablaba en la familia, en 1992, yo tenía 14 años, hasta que con el tiempo me fui cruzando con gente que lo conoció. Al estudiar arquitectura tuve una profesora que fue muy amiga de él y se terminó casando con Alberto Moirano, el mejor amigo de mi tío.

Fui encontrando fotos, recortes de diarios, hasta que le conté a mi abuela todo lo que había averiguado y entonces ella sacó todo lo que tenía: trofeos, cartas de sus novias, apuntes de arquitectura, cosas del fútbol, hasta el tablero que disfrazó de mesa donde amasaba. Antes de fallecer, me dijo que quería que yo tuviera todo lo de él.

Al pasar los años hubo otra coincidencia: mi mujer empezó a trabajar en la misma oficina de ARBA con aquella profesora, quien le comentó estar enamorada de mi tío. Le dijo que iba al buffet de la Facultad y lo veía con una camisa turquesa que le combinaba con el color de los ojos de Antonio.

Muestra de fotos: “Todo está guardado en la memoria”

Con material nuevo, una selección de cuarenta imagenes podrá ser vista desde hoy y hasta el viernes, en el Satsaid, de calle 39 entre 10 y 11, en el marco del mes de la Memoria, Verdad y Justicia, a 42 años del golpe de Estado. 

Bajo la autoría fotográfica de la reportera gráfica, Gabriela Hernández, la colección abarca un registro de seis juicios de lesa humanidad, entre los cuales están la Unidad 9, La Cacha, el llamado Circuito Camps, el de las Fuerzas de Tareas 5, el de Favero-Alvarez y el CNU.