El oscuro final de Marilyn Monroe

El 5 de agosto de 1962 el mundo se conmocionaba con la trágica noticia del fallecimiento de Marilyn Monroe, la diva más preciada de todos los tiempos, a sus 36 años. Su psiquiatra, el Dr. Ralph Greenson, tuvo que romper la ventana de su habitación para ingresar, ya que la puerta estaba cerrada con llave y la actriz no respondía a los llamados.

En ese marco, el poeta y cura nicaragüense, Ernesto Cardenal, que estaba en la librería City Lights de San Francisco, visitando a sus amigos beatniks, cuando dieron la noticia por radio. Las inmortales palabras de Cardenal describieron el retrato de Marilyn dando de comer a las gaviotas en los muelles de Nueva York: “Tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. /Para la tristeza de no ser santa, le recomendamos psicoanálisis. /La encontraron muerta en su cama, con la mano en el teléfono. /Los detectives no dijeron a quien intentaba llamar. /Quienquiera que haya sido, Señor, contesta Tú el teléfono”.