El trágico final de Mozart

Su situación financiera transformó su vida en un verdadero calvario.

Celebrado de niño por su talento innato, Wolfgang Mozart se convirtió en uno de los músicos más prodigiosos e importantes de Europa. La fama de aquel músico prodigioso se extendió por los cenáculos filarmónicos y los salones aristocráticos de Salzburgo, pero pronto la ciudad austríaca se quedó pequeña para las aspiraciones de los Mozart.

Sin embargo, su situación financiera transformó su vida en un verdadero calvario: para mantener a su familia (tuvo seis hijos, de los que solo dos sobrevivieron) y pagar las curas de su esposa en Baden y los lujos que se permitían en su apartamento, nunca le bastaron los ingresos por su música.

Harto del maltrato y la paga ridícula del arzobispo-príncipe de Salzburgo, fue primero a Mannheim y luego a París, donde tuvo cartas de recomendación para conseguir un puesto como músico de la corte. En el colmo de la humillación, lo invitan a reuniones sociales a tocar en pianos aporreados por la juerga trasnochada: Mozart sentía que tocaba para las mesas, las sillas y las paredes.