Hallan la evidencia más antigua del uso de piel de oso para protegerse del frío

Se trata de una tradición con unos 300.000 años de antigüedad.

Especialistas de la Universidad de Tobinga, Alemania, a cargo del profesor Nicholas Conard, analizaron pieles de oso trabajadas por humanos y localizadas en una cueva de Schöningen, Baja Sajonia, con registros de hace al menos 320.000 años.

Según detallaron los profesionales en un artículo publicado en la revista Journal of Human Evolution, el uso de pieles de oso es probablemente una adaptación clave de los primeros humanos al clima del norte.

“Los animales no solo eran usados como alimento, sino que sus pieles también fueron esenciales para la supervivencia en el frío. El uso de pieles de oso es de alguna manera una adaptación clave entre los humanos ancestrales al clima en el norte”, expuso uno de los expertos.

Las conclusiones del análisis se lograron gracias a la observación de cortes en las falanges y los metatarsos de un oso de cueva descubierto en la Baja Sajonia alemana, según explicó la Universidad de Tobinga en un comunicado.

“Las marcas de cortes en huesos suelen interpretarse en la arqueología como una indicación del uso de la carne, pero aquí difícilmente hay algo de carne que recuperar de los huesos de la mano y el pie. En este caso, podemos atribuir marcas de corte tan finas y precisas al cuidadoso retiro de la piel”, precisó el investigador Ivo Verheijen.

El estudio científico permitió determinar que los habitantes del norte de Europa fueron capaces de sobrevivir al invierno gracias al uso de pieles de oso dotadas para generar calor en condiciones climáticas adversas.

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