Buscan potenciar el acceso a experiencias artísticas en personas no videntes
En el marco del Día Mundial del Braille, autores de distintos proyectos que utilizan el sistema para lograr experiencias inclusivas compartieron sus iniciativas, desde indumentaria hasta murales.
En la actualidad podemos encontrar murales, libros y marcas de ropa que utilizan el sistema braille en su confección, para lograr experiencias artísticas que sean inclusivas hacia las personas con discapacidad visual. Estas acciones se visibilizan en el marco del Día Mundial del Braille, el cual fue establecido por Naciones Unidas.
En este sentido, autores de distintos proyectos compartieron los motivos por los que incursionan en estas iniciativas que buscan “derribar barreras”. María Sol Ungar Calfucurá, una mujer mapuche de 35 años oriunda de Neuquén, además de diseñadora de indumentaria y acompañante terapéutica, creó la marca de ropa Sonar, en 2013, con el objetivo de lograr un diseño universal que permita que “muchas personas diversas puedan usar esas prendas”.
La marca Sonar incorpora el braille en su indumentaria a través de las etiquetas, con información sobre talles, cuidado de la prenda y la vestimenta en sí, indicando, por ejemplo, de qué color es.
“Siempre el objetivo es cambiarles la vida a las personas y hacerla un poco más amena o llevadera. Muchas veces la gente que diseña ropa se olvida de que la persona es lo primero y que lo que están haciendo puede mejorar los días de esa persona”, expresó María Sol.
La diseñadora estuvo “inmersa” en temas vinculados a la discapacidad desde pequeña, ya que su madre es maestra especial, y en este contexto le pareció “sumamente interesante” trabajar con discapacidad visual desde el diseño.
Por otra parte, en la ciudad de Rosario se inauguró, en octubre de 2022, el primer mural público en braille en el Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Visual Luis Braille de la ciudad santafesina.
La iniciativa la llevó adelante la profesora de Enseñanza Especial para personas con discapacidad visual Gabriela González, junto a alumnos del espacio ubicado en España 528, en el centro rosarino.
“Los murales pictóricos urbanos se multiplican por doquier en la ciudad. Pero, en general, no todos pueden acceder a lo que exhiben esos murales. Esta situación de exclusión es igual de potente cuando una persona ciega o con discapacidad visual no puede apreciar ese bien cultural”, dijo González.
Por esa razón, este mural puede “ser leído y apreciado por todas las personas, teniendo en cuenta que nuestros sentidos son la puerta para comunicación con los demás”, agregó.