Historia viviente: una vecina festejó sus 105 años de vida

Nacida en 1912, María Haramboure vivió todos los grandes sucesos del siglo XX. El “trabajo duro”, su clave para una vida longeva 

María Haramboure de Alcalde no hay nadie que pueda contarle la historia del siglo XX. Cuando tenía solo dos años de vida, se desató la Primera Guerra Mundial. Para cuando sucedió la Segunda, tenía 27. Cuatro años antes, a sus 23, lloró la muerte de Carlos Gardel y el día en que el hombre llegó a la Luna, ella ya era una señora de 57. El pasado martes cumplió 105 años de vida y, como no podía ser de otra manera, ayer lo festejó a lo grande. 

En el centro de día de La Plata al que asiste a diario, se colgaron globos y guirnaldas para recibirla. También se le armó una torta y una banda de música le cantó en vivo el Feliz cumpleaños. De esa forma, María pudo compartir una tarde inolvidable junto a sus familiares y amigos. “Recibí muchos regalos y me siento muy contenta”, dijo, emocionada, ante este medio. 

Nacida el 31 de enero en 1912, hoy, a sus 105 años de vida, se mantiene con total vitalidad. Alejandra, encargada del centro de día al que María asiste, explicó: “Está muy lúcida, se ubica perfecto en tiempo y espacio e interactúa muy bien con todos sus compañeros. Se acuerda mucho de toda su infancia y dice que supo jugar mucho al fútbol porque era la única mujer de siete hermanos”. Fanática del Lobo, María fue de una de las privilegiadas al haber vivido el campeonato amateur que Gimnasia obtuvo en 1929. 

Esta mujer, que camina con bastón pero que es totalmente independiente, contó cómo es su rutina. “Arreglo mi casa, me hago la comida, voy a hacer compras y vengo a pasar la tarde. Acá jugamos a los naipes y a muchas cosas más. Todavía ando”, explicó María, que se definió como “ensenadense de toda la vida”. 

Madre, abuela y bisabuela, también supo ser docente. Esa vocación la llevó a trabajar durante más de 40 años como maestra de grado en una escuela de Ensenada: “Hoy mis alumnos deben tener 80 años”, dijo entre risas la agasajada. 

Solidaria y generosa, como la definen sus familiares, María no quiso guardarse los secretos para poder tener una vida longeva. “Me siento perfecta. La receta para llegar a esta edad es no hacerse mala sangre y trabajar mucho”, concluyó.

Noticias Relacionadas