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Investigación alemana reveló que el cerebro neandertal crecía más rápido

En comparación con estos homínidos, sin embargo, el desarrollo cerebral de los humanos modernos experimenta menos fallos de herencia cromosómica.

Una investigación llevada a cabo en el Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética (Alemania) sugiere que el cerebro del ser humano moderno crece más lentamente que el del neandertal y, en ese proceso, comete menos fallos de herencia cromosómica. Esta podría ser la razón por la cual, si bien aquellos homínidos fueron tremendamente exitosos durante milenios, fueron los sapiens quienes se impusieron, aun a pesar de ser menos robustos y no estar tan adaptados al frío.

Cuando los ancestros de los humanos modernos se separaron de los neandertales y de los denisovanos, sus parientes asiáticos, alrededor de cien aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas en las células y tejidos, cambiaron en nuestro linaje. El significado biológico de estos cambios es en gran parte desconocido, pero seis de ellos ocurrieron en tres proteínas importantes para el desarrollo embrionario del cerebro. Estas juegan un papel clave en la distribución de los cromosomas, los portadores de información genética, durante la división celular.

Con el objetivo de investigar la importancia de estos cambios en el desarrollo de la neocorteza, los científicos realizaron tres experimentos. En el primero, introdujeron variantes humanas modernas en ratones transgénicos, idénticos a los neandertales en esas seis posiciones de aminoácidos. Estas variantes dieron como resultado menos errores en la distribución de los cromosomas.

En el segundo experimento, los investigadores introdujeron la variante neandertal en minicerebros cultivados en un laboratorio a partir de células madre humanas. Estos organoides imitan aspectos del desarrollo temprano del cerebro humano. En este caso, el proceso se hizo más corto y encontraron más errores en la distribución cromosómica, lo que implica que algunos cromosomas pudieron separarse más tarde y acabar en la célula equivocada. Una tercera prueba que utilizó células de chimpancé demostró errores similares a los de los neandertales.

“El ser humano moderno perfeccionó ese mecanismo para que prácticamente jamás haya ningún error y la repartición de cromosomas sea correcta”, dice Víctor Borell, investigador científico en el Instituto de Neurociencias UMH-CSIC en Alicante.

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