Jacarandá, un siglo de belleza lila en la ciudad

La especie remite a la época fundacional de La Plata. Los árboles, que están en su mayor esplendor durante el fin de la primavera, forman un túnel cromático en diagonal 73

El fin de la primavera y el inicio del verano marcan lo mejor de la vida de un jacarandá para los ojos de los transeúntes platenses, porque el color lila de las flores y el verde de las hojas conforman un verdadero pa­raí­so cromático. Dispuestos principalmente en las seis cuadras que van desde Plaza Rocha a Plaza Moreno sobre diagonal 73, se cree que estas especies arbóreas fueron plantadas unos veinte años después de la fundación de La Plata en 1882. Por ello, algunos de los ejemplares estarían acercándose a los cien años.

La dinámica de plantación del jacarandá responde a la estructura planificada de la ciudad platense. “Los árboles fueron colocados en diagonal 73 como los naranjos en 49 hasta 53 y en 6 desde 47 hasta 45, junto con los tilos en calle 7”, explicó a diario Hoy Diego Gutiérrez, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. “Por el tamaño que presentan, los jacarandás que van de los 12 hasta los 20 metros ya son adultos”, agregó el biólogo. 

La palabra jacarandá es de origen guaraní y significa “fragante”, y si bien no es tan reconocido por su aroma como por su floración, Gutiérrez subrayó: “Los guaraníes lo denominaron así por el olor de su madera, no por el de las flores”. Oriunda de América del Sur, específicamente de Brasil, Paraguay y la Argentina, esta especie arbórea pertenece a la familia de las bignoniáceas y crece con especial esplendor en zonas templadas y húmedas. 

“Aquí no tuvo ningún inconveniente para desarrollarse, no le falta humedad, que es lo único que requiere”, explicó Diego, que también es investigador en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata. Entre las bondades de esta especie también está la característica de que no echa raíces muy profundas, “por eso no rompe las veredas y pudo convivir perfectamente en los corredores de la diagonal”, comentó Gutiérrez. 

Además, las flores pueden tener un uso medicinal siempre y cuando tengan un previo tratamiento industrial. “Se usan como hierba medicinal para el tratamiento de enfermedades gastrointestinales y también como antiséptico”, indicó el especialista, aunque resaltó que no se pueden ingerir de forma natural porque “pueden resultar tóxicas”.

En la ciudad, los jacarandás pueden ser apreciados también en los jardines del Colegio Nacional, en la Facultad de Ingeniería, en 1 entre 47 y 50, y en la Plaza San Martín, sobre 6 y 50. Asimismo están en Plaza Moreno, en 12 y 50, y en las plazoletas Noche de los Lápices, de 8 entre 61 y diagonal 78, y Benito Lynch, en diagonal 77 entre 8 y 43. También se encuentran en muchos puntos del Casco Urbano, Gonnet y City Bell.

Las hermosas flores lilas, violáceas, lavanda y moradas suelen tener su máximo esplendor en noviembre. Luego comienzan a convivir con la presencia de las hojas verdes y los frutos hacia principios de diciembre. “Este acervo de colores perdura dos meses más por lo menos”, relató el investigador, por lo que habrá belleza natural hasta el fin del verano.

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