La batalla diaria contra la pandemia: el relato de un enfermero que se hizo libro
El español Joan Pons Laplana contó a diario Hoy cómo fue que dejó su escritorio del Hospital de Sheffield, en Reino Unido, para pelear cuerpo a cuerpo contra el coronavirus en una unidad de Terapia Intensiva.
Hace alrededor de un año, el nombre del español Joan Pons Laplana saltó a los medios de comunicación por ser uno de los primeros voluntarios del mundo en probar una vacuna contra el coronavirus, la desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca. Hoy, este fármaco es uno de los tres que se aplican en el plan de vacunación en la Argentina.
oce meses después, el hombre radicado en Inglaterra le dio forma de libro a su experiencia en el frente de batalla contra la Covid-19 y acaba de publicarlo bajo el título Destino y Esperanza. En entrevista con diario Hoy, Joan Pons Laplana contó los detalles de su relato que, de algún modo, es la voz de todos los enfermeros.
—¿Por qué decidiste escribir el libro?
—La verdad es que no fue mi idea, fue idea de mi terapeuta. Durante la pandemia dejé mi despacho de dirección y me puse otra vez el uniforme para trabajar en la unidad de Terapia Intensiva del Hospital de Sheffield. Y lo cierto es que todos los sentimientos como el temor, la alegría, la tristeza, el miedo eran muy potentes día a día. Era algo muy difícil de explicar. Porque cuando me iba a casa quería proteger a mi familia del horror que estaba viviendo, por lo tanto no tenía a nadie con quién compartirlo. Finalmente pedí ayuda al psicólogo de nuestra unidad y me sugirió empezar a escribir sobre estos sentimientos.
—¿Cuál fue el resultado?
—Es un libro que escribí con mucho amor, en el que he contado lo bueno y lo malo sin pelos en la lengua. Es un libro en el que muestro la enfermería desde adentro.
—En conclusión, ¿sirvió el consejo de tu terapeuta?
—Sí, sirvió. Y también me ayudó a abrir una conexión con mi mujer. Porque los días que estaba en casa estaba muy cansado, no tenía ganas de hacer nada. La presión psicológica era muy grande. Llegó un momento en que quería estar solo. Y el libro me ayudó a mostrar lo que me estaba pasando, y eso nos unió. Por otro lado, escribir el libro me ayudó a ganar el balance en mi salud mental, porque hubo muchos momentos en la pandemia en que yo pensé que me tenía que dar de baja; viví momentos muy impactantes. Vi pacientes de mi edad perder la vida, pacientes que tenían hijas de la misma edad que mis hijas, y esto me impactó muchísimo. Me di cuenta de que yo podía ser el siguiente.
—¿Qué fue lo más difícil que te tocó vivir en este tiempo?
—Una de las cosas más difíciles que me tocó afrontar fue la pérdida pero también la frustración. La frustración de poner el alma intentando salvar a las personas y no mejoraban nada; y en un abrir y cerrar de ojos el Covid se las llevaba. Y también estaba la angustia y la ansiedad por si se me corría la mascarilla o por si la protección no me ajustaba bien. Porque tuve compañeros que un día estaban conmigo y a la semana siguiente estaban en frente de mí tumbados intentando respirar. Esto me chocó muchísimo.
—¿Qué significó ser uno de los primeros voluntarios de una vacuna contra el coronavirus en el mundo?
—Decidí hacerme voluntario de la vacuna de Oxford por no querer vivir otro año como el 2020, por querer mirar el futuro con esperanza. Quería volver a abrazar a mi hijo, quería volver a España, y la única opción que quedaba era con una vacuna. Mi amor a la vida pudo mucho más que cualquier cosa que pudiera pasarme como voluntario. Siendo voluntario podía ganar mi futuro, de otra manera el Covid me lo estaba robando.