Resistencia a los antibióticos

La necesidad de actuar para evitar una catástrofe

Al menos 700.000 personas mueren cada año debido a la falta de nuevos medicamentos. Si no se toman medidas, en 2050 las enfermedades podrían causar 10 millones de muertes anuales.

Hace más de una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre la necesidad de generar nuevas moléculas para combatir microorganismos dañinos para la salud de la humanidad.

El año pasado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advertía que, para 2050, las enfermedades resistentes a los medicamentos podrían causar 10 millones de muertes anuales, mientras que para la próxima década, dicha resistencia podría llevar a 24 millones de personas a una situación extrema.

Dos nuevos informes publicados por la OMS destacan que hay muy pocos agentes antibióticos en vías de desarrollo, a la vez que solamente algunos están concebidos específicamente para luchar contra las bacterias resistentes.

En diálogo con diario Hoy, el doctor Guillermo Castro, director del Laboratorio de Nanobiomateriales del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (Cindefi), que pertenece a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), explicó: “Hace por lo menos 20 años que no se producen antibióticos nuevos. Lo que se hace es reciclarlos”. Luego agregó: “Por otro lado, hubo un abuso masivo de antibióticos fundamentalmente durante los años 60, 70 y parte de los 80. Eso llevó a que aparecieran multiorganismos que son multirresistentes. Esto es terrible, ya que en situaciones de alto contagio puede volverse algo espantoso”.

Según datos de la ONU, al menos 700.000 personas mueren cada año debido a enfermedades resistentes a los medicamentos.

En busca de una solución

Frente a esta problemática, desde el Laboratorio de Nanobiomateriales trabajan para reducir dosis de antibióticos y combinar con otras actividades.

“Nos planteamos encontrar otro tipo de moléculas que no sean usadas, para abrir la puerta a otras cosas que puedan ser utilizadas en algún momento, y una de esas moléculas es la violaceína”, señaló Castro.

Se trata de un pigmento de color púrpura producido por bacterias gramnegativas, que tiene varias propiedades antimicrobianas, antitripanocida, antiprotozoa, viricida y anti-ulcerogénica.

“Decidimos investigar y tratar de desarrollar sistemas para administrarla, y nos encontramos con buenos resultados”, destacó.

La violaceína es hidrofóbica, por lo que su primera acción al encontrarse con una bacteria es molestar su membrana. “Lo que hace es meterse entre los lípidos de la membrana y alterar su permeabilidad, entonces la célula trata de modificarla, pero mientras tanto no puede ni exportar lo que serían los desechos y tampoco incorporar nutrientes”, añadió.

La importancia de tomar medidas

A principios de este año, el doctor Tedos Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, dijo que “nunca ha sido tan inmediata la amenaza que representa la resistencia a los antimicrobianos ni más urgente la necesidad de soluciones”.

Y añadió: “Se han emprendido numerosas iniciativas para reducir la resistencia, pero también necesitamos que los países y la industria farmacéutica den un paso adelante y aporten una financiación sostenible y nuevos medicamentos innovadores”.

En este sentido, Castro advirtió que “la gente se va a infectar y se va a morir”. “En los hospitales se concentra la mayor cantidad de microorganismos multirresistentes, entonces hay más probabilidades de contagiarse y, si no hay con qué darle, esas personas se mueren”.

Una de las estrategias es reposicionar antibióticos viejos que fueron dejados de lado hace 20, 30 o 50 años y combinarlos. “La otra es buscar nuevas moléculas. Cualquier alternativa que sirva hay que implementarla”, destacó.

Una de las dudas es si los laboratorios están dispuestos a cambiar las tecnologías. “En cierto aspecto dudo que sea así, porque es muy cómodo seguir fabricando cosas que ya tienen hechas, por eso es importante el rol del Estado. Tiene que haber estructuras regulatorias importantes para determinar de qué manera funcionan las empresas y a quiénes les sirve ese funcionamiento”, remarcó.

“Se necesita avanzar en otro sentido porque no hay posibilidad en este marco”, concluyó Castro.

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