Ciencia

La planta local que recicla pilas y puede replicarse en otros lugares

Se trata de la primera planta científica en Argentina que tiene como misión recuperar los metales contaminantes a través de un tratamiento de ácido sulfúrico generado biológicamente, con el objetivo de proteger el medioambiente. Se encuentra en Gonnet.

A diferencia de los plásticos, vidrios, papeles o de un atado de cigarrillos, con las pilas ocurre algo muy particular: una gran cantidad de gente las guarda. Sabe que son altamente contaminantes y por ese motivo no las arroja al tacho de basura y las mantiene en su casa.

La única planta de procesamiento de pilas de la Argentina se encuentra en la localidad de Gonnet y tiene una capacidad de tratamiento de 80 kg de pilas por mes, equivalente al consumo de unos 8.000 habitantes.

Funciona en el Laboratorio UPL (Unidad Plapimu-Laseisic), dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la provincia de Buenos Aires, y se trata de un proyecto experimental. No recibe pilas en desuso y no está abierta al público.

“Las pilas se someten a un tratamiento de reciclado. En ese proceso se separan componentes de las pilas. Algunos de esos componentes son el dióxido de manganeso y el óxido zinc, que se recuperan, y después se hace una purificación de esos sólidos”, le manifestó a diario Hoy Miguel Andrés Peluso, licenciado en Química y doctor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP.

La planta, que se puso en marcha en 2012, ha sido concebida, diseñada e instalada siguiendo los principios de ser “ecocompatible” y respetar el medioambiente. La iniciativa surgió para ofrecer un apoyo a la pequeña y mediana industria química.

La propuesta fue desarrollar un proceso que permitiera recuperar los metales presentes en las pilas agotadas, logrando así un doble objetivo: evitar la contaminación de suelos y aguas subterráneas, y recuperar los metales para su reutilización, disminuyendo la explotación minera y la contaminación en la producción de los mismos.

“No es una planta que esté abierta a la gente, es una planta demostrativa. Se avanzó en cuestiones legales y en distintas mejoras que se hicieron, pero sigue siendo un prototipo para vender”, dijo el investigador, autor de varios artículos de investigación científica en revistas internaciones sobre el tema de reciclado de pilas y baterías.

“De hecho estamos en tratativas para venderla a distintas localidades y también al exterior. Lo que tiene la planta es que no ocupa gran espacio y se puede replicar en distintos lugares estratégicos como para abarcar una población más grande”, agregó.

Proceso

Para este proyecto se optó por un método hidrometalúrgico, utilizando ácido sulfúrico para la disolución de los componentes de las pilas y una posterior separación para recuperarlos. Para evitar contaminaciones, se eligió un método biotecnológico para la obtención del ácido sulfúrico por oxidación de azufre elemental con bacterias.

En un biorreactor crecen las bacterias mineras que producen el medio ácido para extraer los metales de las pilas, proceso que se realiza en un segundo reactor tipo tanque agitado, llamado reactor de lixiviación. Luego, el lixiviado obtenido se filtra y se pasa a un tercer reactor, que es donde se realiza la separación y recuperación de los metales presentes mediante distintos métodos.

Además, desde la planta científica recomendaron que las pilas que no se utilicen se pongan en una botella de PET (un tipo de botella de plástico) con aserrín y arena, ambos secos, para evitar la humedad y el contacto entre las mismas. Asimismo, sugirieron alojarlas en algún lugar oscuro.

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