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Las memorias secretas de una diva

Anjelica Huston es una de las actrices más exóticas y talentosas del olimpo hollywoodense, su vida está llena de hechos tan curiosos como llenos de glamour.

Cuando en 2008, Anjélica Huston quedó viuda, pensó que los 57 años es una buena edad para hacer balances y reconstruir lo vivido. El duelo no fue fácil, habían sido 16 años de matrimonio, pero escribir sus memorias fue como emerger desde las profundidades de un naufragio. Su amiga Lauren Bacall –quien había sido la mujer de Humphry Bogart-, la decidió a lanzarse a esa aventura: “Sentate con un cuaderno y un lápiz, y escribí lo que te salga”, le dijo. Y Anjelica Huston siguió el consejo.

Su padre fue el legendario John Huston el director de “El Halcón Maltés”, “El Tesoro de la Sierra Madre”, “La noche de la iguana” y “Moby Dick”, entre otras películas, que contrajo matrimonio con una bailarina de 18 años, Enrica Soma. Anjélica pasó su infancia en Irlanda -la patria espiritual del padre-. En esa casa, el Premio Nobel de Literatura, John Steinbeck, se disfrazaba de Papá Noel cada Navidad. Fue educada por institutrices, en el lujo de una casa que tenía cuadros de Juan Gris y Claude Monet, en cada habitación. Era la única vivienda con calefacción central en esa zona de Irlanda.

Anjélica dejó Irlanda cuando sus padres se separaron, se fue a vivir a Londres, en a Notting Hill. No se perdía ningún recital de Los Rolling Stones. Su madre se puso de novia con un magnate que las llevaba de vacaciones a Venecia y a la Costa Azul. A Anjélica le gusta recordar aquellos años en Londres: “Los olores de la ciudad en los ’60: Vetiver, Brut y Old Spice para los chicos; lavanda, sándalo y fracas para las chicas; pelo sucio, cigarrillos. En Portobello Road, pescado y papas fritas y vinagre, tabaco, pachuli, curry, fruta podrida, panceta frita, sudor. En Kings Road, las bellezas vestidas de seda y jeans salían los sábados a la tarde. Chicas exóticas y juguetonas florecían en sus sacos del siglo XVIII; rubias sensuales como Elke Sommer y Brigitte Bardot pavimentaban el camino para la belleza con alma de Marianne Faithfull y la peligrosa alemana que era novia de Keith Richards, Anita Pallenberg. La prensa las llamaba ‘pajaritos’ pero eran predadoras, sirenas del pecado moderno”.

Cuando su madre murió en un accidente de tránsito, se fue a vivir con su padre a Nueva York, donde iniciaría su carrera de modelo. Esa mujer extremadamente delgada e interminablemente alta, fue fotografiada por los mejores y comenzó a aparecer en las revistas. Por entonces no pensaba en ser actriz. Apenas tenía 17 años. Parecía no ser una mujer terrenal, sino que vivía en una suerte de cielo privado. Vecina de Marlon Brando y amiga de Humphrey Bogart.

La vida sentimental de Anjélica Huston fue previsiblemente movida, e incluyó una relación de 17 años con Jack Nicholson. Se conocieron en 1973, en un cumpleaños de Nicholson. Anjélica estaba recién separada. Siguen siendo amigos: “No sería feliz si no contara con él”. También tuvo un romance con Ryan O’Neal, que terminó cuando él le levantó la mano: “Un hombre que le pega a una mujer se merece la exposición y no se merece mi silencio”, dijo.

El 9 de marzo de 1977, Roman Polanski la llamó y le preguntó si quería ir al cine. Se sintió halagada. Siempre lo había encontrado extremadamente carismático, de una inteligencia afilada. Fueron a ver la película de Lina Wertmüller Pasqualino Settebellezze. Después, cuando Roman la dejó en su casa, se preguntó mientras miraba desaparecer las luces de su coche por Beverly Drive si sería cierto que todo lo que pasaba en la vida de Roman se transformaba en una tragedia. Al poco tiempo Polanski fue a visitarla y, al día siguiente fueron tres dectives de civil, que pidieron entrar a la casa en busca de drogas. Los llevó al piso de arriba y les mostró un poco de marihuana que guardaba en un cajón. Revisaron su cartera, donde encontraron un gramo de cocaína. Cuando fue a la comisaría se encontró a Román Polanski, quien también había sido arrestado.

Comenzó a ser conocida como actriz después de los 30 años. Su primer Oscar llegó con “El honor de los Prizzi”, dirigida por su padre y con su marido como compañero de elenco. Es imposible haber visto “Los locos Addams”, y no recordar su papel de Morticia, para la que se basó en Jerry Hall, su amiga que había sido esposa de Mick Jagger. Woody Allen la dirigió en “Crímenes y pecados” y en “Misterioso asesinato en Manhattan”. Son solo algunas de las setenta películas que filmó, y que la validaron como una de las princesas más exóticas de Hollywood.

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