Cultura

Los amores de Frida Kahlo

La pintora mexicana más famosa de todos los tiempos era una artista que no se sujetaba a estilos, como tampoco se encerraba en sus relaciones.

Se conocieron en la Escuela Nacional Preparatoria. Él la miró por primera vez en el recreo, notó que ella –que cursaba en un grado menor– tenía la pierna derecha más corta, más delgada, con el pie ladeado hacia afuera. Pero le encantó su manera de reírse y esa cara de misteriosa princesa oriental. Por eso, Alejandro Gómez Arias se acercó a la chica y, sin dudarlo, le dio el primer beso en la boca a Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón.

Ella ya pintaba. Tras un rompimiento, Frida le regaló un autorretrato para conquistarlo de vuelta. Funcionó. Pero llegaría un día terrible que los separaría para siempre: el 17 de septiembre de 1925. Ese día, en un accidente, un fierro de tranvía le atravesó el cuerpo a Frida de lado a lado, como una lanza, rompiéndole los huesos. Le costó numerosas operaciones y nueve meses de inmovilidad. Se le disolvieron muchas ilusiones, también la de su primer amor.

Tina Modotti era una fotógrafa italiana que vivía en México. Estaba posando para Diego Rivera para los murales de la capilla de Chapingo, cuando le propuso al pintor presentarle a una amiga pintora. La cita fue en el Ministerio de Educación Pública, donde él estaba haciendo una de sus creaciones en las paredes del edificio.
Así se conocieron Frida y Diego. Ella ya lo había visto en la Escuela, cuando Diego había pintado un mural en 1922; pero entonces ella no se había atrevido a acercarse. Él era veinte años mayor, pero fue la relación más larga que tuvo la pintora y que se sellaría con el matrimonio formalizado el 21 de agosto de 1929.

La madre de Frida se opuso a la unión desde un primer momento, porque decía que Diego era demasiado viejo, gordo y, peor aun, ateo y comunista. Fue una relación con muchos altibajos, provocados por las continuas infidelidades de ambos. La primera infidelidad de Diego descubierta por Frida fue la que cometía con Cristina, la hermana de la artista. Pero tras las iras huracanadas, llegaba la reconciliación. En 1939 se divorciaron, pero al año siguiente volvieron a casarse. Vivieron en la Casa Azul, en el barrio Coyoacán, que hoy funciona como museo. A la muerte de Frida, Diego escribió: “Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida”.

Desde el día del accidente hasta su muerte, tuvo que hacerse treinta y dos operaciones, una de ellas se la hizo en San Francisco, Estados Unidos. Allí conoció a Leo Eloesser, un cirujano creador de un proceso quirúrgico que lleva su nombre, conocido por asistir gratuitamente a los pobres de su ciudad. Frida le pintó un retrato, y la relación continuaría epistolarmente. En una carta de febrero de 1950, ella le escribe: “¿Cuándo volveré a verte? Me hace tanto bien saber que tú me quieres y que no importa dónde andes tú me cielas (de cielo). Te adora, tu Frida”.

En su exilio mexicano, León Trotski vivió en la Casa Azul. En 1937, Frida le regaló un autorretrato que el ruso colocó en su estudio. Pese a que Trotski estaba viviendo en la casa con su esposa, Natalia Sedova, no pudieron evitar enamorarse. Se comunicaban en inglés, idioma que Natalia desconocía. El secretario de Trotski, Jean van Heijenoort, contó en unas memorias que los flirteos eran totalmente descarados. Se encontraban a escondidas en la casa de la hermana. Él le deslizaba sus cartas de amor en los libros que le prestaba. En una de esas cartas la escribió: “Frida, amada, Al contemplar esta noche tu rostro de cervatillo, he descubierto que jamás conseguiré hacerte a un lado de mi cabeza. no se diga de mi corazón. Arde mi sangre como una lámpara votiva al lado de mi mesa…”. El romance fue breve, duró hasta que Diego (Rivera) lo descubrió.

Su vínculo con Chavela Vargas

Frida Kahlo y Chavela Vargas nunca negaron ni confirmaron la relación. Pero hubo muchos testigos que aseguraron que entre ambas existió una fuerte atracción sexual. Cuando conoció a Chavela, Frida escribió al poeta y museógrafo Carlos Pellicer una carta refiriéndose a su nueva amiga: “Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, lesbiana, es más, se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo. Pero creo que es una mujer lo bastante liberal que, si me lo pide, no dudaría un segundo en desnudarme ante ella. ¿Acaso es un regalo que el cielo me envía?”. Chavela vivió en casa de Diego (Rivera) y Frida durante un año. Asimismo, la cantante dijo en una entrevista sobre Frida: “Me enseñó muchas cosas y, sin presumir de nada, ¡agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana!”.

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