CULTURA
Los secretos del compositor más famoso de los Estados Unidos
A George Gershwin le bastaron 38 años de vida para cosechar como músico los más altos honores y elogios.
"Como una rara flor cuyos capullos se dieran sólo una vez, Gershwin representa un singularmente extraño y original fenómeno; como la de una flor su vida fué breve, pero el capullo de su alma ha sido, es y será una fuente de inspiración", así describió a George Gershwin el director de orquesta ruso Serge Koussevitzky.
Nació el 26 de septiembre de 1898, en Brooklyn. Su infancia transcurrió en Harlem y East Side, barrios neoyorkinos caracterizados por su multiculturalismo. Por esos años, un nuevo ritmo sincopado cuyo espíritu bailable se propagaba contagiosamente por las calles y en los music halls, el ragtime, surgido de las comunidades afroamericanas y que sería el caldo de cultivo de lo que posteriormente se conocería como jazz. Con esa música de fondo creció George, quien pasó en las calles buena parte de su infancia y adolescencia, escapándose pertinazmente del colegio y las obligaciones familiares.
A los 12 años, escuchando a su hermano Ira tocar el piano, George sintió un sismo dentro suyo. Había ahí algo que lo removía muy profundamente. Se cruzó en su vida el musicólogo Charles Hambitzer, quien, además de dotarlo de los rudimentos musicales, lo orientó hacia Chopin y Debussy. Comenzó alimentarse de la llamada música clásica pero sin perder nunca la sensibilidad hacia lo popular. Pero el ragtime y los spirituals también tenían sus secretos, por eso ingresó en “Tin Pan Alley”, donde pianistas avezados en esos géneros surtían de canciones a empresarios y directores de orquesta.
Hasta 1918 ninguna canción de Gershwin había rozado la fama y solamente dos habían sido editadas. La aparición del empresario Max Dreyfus le permitió llegar a Broadway como compositor de la música de “La Lucille”. Luego compondría “Swanee”, una canción que popularizaría la voz de Al Jolson, coincidiendo con la eclosión de esa gran aliada de la música que sería la radio.
A partir de entonces, el camino de George Gershwin se volvió ascendente, componiendo durante cinco años consecutivos la música de las revistas de George White, y colaborando con su hermano Ira en numerosas canciones. En 1924, daría a conocer una de sus obras maestras, “Rhapsody in Blue”, poco tiempo después asestaría el “Concerto en Fa’’ - estrenado en el Carnegie Hall-, y luego de una visita a Europa hacia fines de esa década –hecha para presentar un conjunto de preludios para piano, que parecen la creación de un Chopin con el alma empapada en jazz-,compondría el ballet “An American in Paris”, que fue la base de la película “Sinfonía de París” –con Gene Kelly y Leslie Caron-.
En 1931, Gershwin se alzó con el premio Pulitzer por “Of Thee I Sing”, donde se satiriza la relación entre un candidato a presidente de los Estados Unidos y la ganadora de un concurso de belleza. Mientras tanto, trabajaba en un ambicioso proyecto, la composición de una ópera popular en tres actos, “Porgy and Bess”, que tendría versiones cinematográficas y teatrales, y que fuera estrenada en Boston el 30 de septiembre de 1935. Se había propuesto hacer de una música eminentemente popular –el jazz-, una música culta. Para muchos, lo logró.
Alto y moreno, con aspecto de judío levantino, Gershwin ya se había convertido en un sibarita millonario, de enigmática vida privada -no se le conoció en su vida ni un solo romance-, coleccionista de cuadros, amigo de sentarse al piano completamente desnudo, para componer. Una delicada operación fallida que se le realizó el 11 de junio de 1937, se lo llevó cuando solo tenía 38 años. No pudo enterarse que en Italia se lo nombró miembro honorario de la Academia de Música de Santa Cecilia de Roma, máxima distinción que se otorga a un músico extranjero; pero George Gerswin –como tituló a una de sus canciones, ya había construido una escala hasta el paraíso. Tal como dijo la cantante Eva Gauthier, al despedirlo:: “George Gershwin vivirá mientras viva su música. Jamás será olvidado y su lugar no será ocupado por otro.”
