María, la del barrio: una vida dedicada a los niños

A los 36 años, es dueña de un merendero al que asisten cerca de 200 chicos. Es mamá de cuatro hijos y tiene dos nietos. Así y todo, pasa sus días ayudando a los más pequeños

María Magdalena Díaz Pantoja  tiene 36 años y, desde hace tres, dedica sus días a “Todos por una sonrisa”, un comedor infantil ubicado en 88, 16 y 17, Altos de San Lorenzo. Es oriunda de Perú, hace siete años y medio decidió venirse a vivir a La Plata. Sin duda, hace mucho por los niños de nuestra ciudad.

Sus ganas de ayudar empezaron después de la inundación del 2 de abril cuando, según le contó a Hoy, conoció a un grupo que la incentivó. “Empecé a ver que la necesidad era más grande y salí a las calles a buscar ayuda por mi parte”, explicó.

El merendero funciona los días lunes, miércoles y sábado de 14 a 18, y abastece, aproximadamente, a  200 niños que se acercan en busca de un plato de comida o una taza de leche. “A veces con poquito, se pueden hacer cosas grandes”, dijo María y no se equivoca, porque con su obra de bien despierta felicidad en muchas familias de la región.

Sin embargo, el comedor tiene algo más: no solo entrega viandas a quienes se acercan, sino que también brinda ropa, calzado, útiles y abrigo a quienes lo necesiten. 

“Me cambió la vida, nunca pensé que iba a hacer esto. Entregué todo y lo hice por amor”, dijo con la voz resquebrajada y empapada de emoción. A sus cortos 36 años, María es mamá de cuatro hijos, tiene dos nietos y vive al lado del merendero para poder estar bien cerca de quienes la necesitan. 

Rutina de amor

Si bien asisten gran cantidad de chicos, ella cuenta que no hace diferencia y que las puertas están abiertas para niños recién nacidos o personas de la tercera edad. “Les damos leche, panes, buscamos menudos, buscamos alitas en las pollajerías, amasamos 30 kilos de harina cada día”, relató. 

En La Plata hay miles de personas con el mismo espíritu solidario que tiene María. Ella convoca a todas esas almas que tienen ganas de ayudar a aportar “su granito de arena” acercándose al comedor para dar una mano en lo que puedan.

Sin duda, una de las cosas más bellas de la vida es sacarle una sonrisa a un niño. María lo hace todos los días. Sabe, además, que eso la hace mejor persona y que hace felices a muchos platenses.

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