Mes del vino de la Costa: desde Berisso destacan el interés por la producción
Como no se puede efectuar la tradicional fiesta presencial, planificaron una variedad de actividades para acercar esta bebida a los vecinos y compartir los secretos del trabajo con las nuevas generaciones.
Con la pandemia y la imposibilidad de desarrollar la tradicional fiesta del Vino de la Costa, en la vecina localidad de Berisso se reinventaron y decidieron desarrollar actividades durante todo el mes para poder llevar la elaboración local a todos los rincones de la ciudad y expandir los límites.
“En los últimos años se viene sosteniendo la producción a pesar de todo, especialmente de la pandemia, donde nos tuvimos que reinventar, por ejemplo, en la forma de venta. Al tener el establecimiento cerrado cuando fue la plena cuarentena, empezamos a vender de forma virtual y fue todo un desafío en la organización y los envíos”, dijo a diario Hoy Martín Casalli, presidente de la Cooperativa de la Costa.
En ese orden, el berissense destacó: “Esto permitió llegar a un público que quizás no tiene el vino cerca de su casa, entonces algunos se hicieron consumidores frecuentes a partir de esta modalidad y resultó ser muy positivo”.
El desarrollo de las actividades se lleva a cabo de manera conjunta entre la cooperativa, el Municipio y las facultades de Trabajo Social, Ciencias Exactas y Agronomía de la UNLP. Decidieron “calendarizar la producción” y que las actividades no se limiten solo a la fiesta.
Además, en el último tiempo, se pudo reactivar el uso de la sala de agroindustria, donde hay un grupo de mujeres productoras que le da valor agregado a la cosecha de uvas, tomates y berenjenas, para mostrar que la industria de la ribera no es nada limitada.
De esta manera la gente no solo se encuentra con el vino en la fiesta, lo puede disfrutar cuando quiera. Por eso también va a haber visita guiadas a los viñedos; venta en la cooperativa martes, jueves y sábado de 9 a 12 y de 13 a 17 horas; videos en donde está presente la palabra de jóvenes que siguen con la actividad y otros mostrando el factor artístico cultural y exposiciones de gastronomía.
“El desafío es sumar nuevos productores, gente joven que quiera seguir con la actividad y aprender, por eso hacemos talleres que explican cómo es el trabajo. También que el consumo del vino sea diario, lo que nos permitiría mantener la venta frecuente y que lo empiece a probar gente joven; tal vez es un vino nostálgico y lo consume gente por la tradición. La gente joven se está volcando a los vinos sin químicos, como los nuestros, por eso también apostamos a ese público”, destacó Casalli.