cultura
Muñecos de fin de año: una tradición platense con vigencia
La quema de muñecos en la última noche del año nació como tradición en la antigua Grecia. Con el pasar del tiempo, esta costumbre llegó a Argentina y se potenció especialmente en nuestra ciudad.
El escritor argentino Néstor García Canclini proponía pensar en la ciudad a la vez como lugar para habitar y para ser imaginado. En ese sentido, las ciudades se construyen con casas y parques, calles, autopistas y señales de tránsito. Pero también se configuran a través de los símbolos. Uno de los símbolos de la cultura platense es, sin dudas, la tradicional quema de muñecos que – hasta el día de hoy- conserva una feroz vigencia en diversos rincones de la ciudad.
La quema de muñecos en la última noche del año emergió como tradición en la antigua Grecia. Con el pasar del tiempo, esta costumbre se replicó en diversas ciudades europeas y cruzó el continente, hasta llegar a la Argentina. En la Provincia de Buenos Aires, se reconoce que esta tradición es típicamente platense, por lo menos desde hace 66 años. Con el tiempo, se convirtió en un ritual el acontecimiento de que muchas familias se preparen para ver arder a esas enormes esculturas hechas de papel y madera. Después del brindis, los abrazos y los deseos de felicidad, se trasladan religiosamente hasta el “momo” más cercano para disfrutar del espectáculo.
En sus comienzos, los muñecos eran parte de una gran fiesta que empezaba en Navidad, cuando las calles de La Plata se vestían de fiesta con guirnaldas multicolores que colgaban de los árboles y se escuchaba música en los barrios que a manera de las viejas propaladoras se pasaba desde un tocadisco conectado a grandes bocinas colocadas también en los árboles.
A raíz de la iniciativa de los vecinos que comenzaron a crear figuras de gran tamaño con materiales como cartón, maderas recicladas y telas, el proceso de creación de los muñecos es una de las características más llamativas de la festividad. Durante las primeras semanas de diciembre, los vecinos se agrupan para preparar sus figuras, que suelen representar figuras de la cultura popular, políticos, deportistas, personajes de la actualidad o situaciones cotidianas que han marcado el año. El arte de crear estos muñecos requiere de destreza y mucha imaginación. Muchos de estos muñecos alcanzan hasta 10 metros de altura y están elaborados con todo tipo de detalles.
La familia del primer muñequero de La Plata, Luis Tortora, recibió una distinción por parte de la Secretaría de Cultura local. En aquella oportunidad, el Municipio le entregó el reconocimiento a Roberto Tortora (hijo de Luis), en el marco de una conmemoración que contó con la presencia de familiares, vecinos, amigos y cuatro generaciones de muñequeros de La Plata.
Lo cierto es que en la víspera del Año Nuevo, numerosos barrios platenses se convierten en puntos clave para disfrutar de la quema de muñecos. Villa Elvira, por ejemplo, es uno de los barrios más emblemáticos en cuanto a la quema de muñecos se refiere: las calles de Villa Elvira se llenan de muñecos de gran tamaño, que representan desde figuras de la política hasta celebridades internacionales. Además, en esta zona, el ambiente se complementa con música y actividades para toda la familia. Asimismo, en Tolosa también se celebra especialmente la quema de muñecos, con un énfasis en las figuras más tradicionales; allí se pueden encontrar muñecos que evocan escenas de la cultura popular argentina y personajes históricos.