cultura

Pinturas prohibidas

En Italia, fue el arquitecto y muralista Giotto Di Bondone, precursor de la pintura renacentista, quien se atrevió a pintar retratos.

Los romanos y los griegos habían pintado retratos de personas vivas, haciendo bustos de ellas, pero la Iglesia no aprobó aquella costumbre pagana. En efecto, en el año 787, el Segundo Concilio de Nicea, aquel que hizo renacer definitivamente la veneración por las imágenes sagradas y puso fin a las tendencias iconoclastas de la mitad oriental de la Iglesia, dictó la ley de que “la concepción de los cuadros no deberá ser invención del artista, sino que habrá de estar gobernada por las reglas de la tradición eclesiástica”.

En tales circunstancias, tenía que ser una persona valiente quien se comprometiese a pintar el retrato de un ciudadano particular. Pero entonces muchos de aquellos ciudadanos eran tan ricos como los príncipes de la Iglesia y el dinero, al igual que ahora, significaba poder y el poder se tradujo en libertad e independencia. En Italia, fue el arquitecto y muralista Giotto Di Bondone, precursor de la pintura renacentista, quien se atrevió a correr ese riesgo cuando pidió a sus amigos que posaran para los retratos de los personajes de sus adorables series de escenas de la vida de San Francisco.

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