La mujer que custodia los tesoros automotrices de la ciudad

Una platense, al volante del Museo del Automóvil

Desde hace más de una década, Evelín Rau está al frente de una colección de autos antiguos exhibida en un edificio histórico de Barrio Norte de la ciudad. En diálogo con diario Hoy repasó la historia de esta pasión familiar

Si, como escribió el ensayista Michel de Montaigne, “la persecución de una cosa ya es la cosa”, habría que decir que el Museo del Automóvil de La Plata tiene 38 años de historia y no los 11 que celebró el sábado pasado. 

Evelín Rau, su directora, abrazó este “sueño” prácticamente desde que nació. Fue testigo de las horas que su papá Jorge y su tío Cecilio, vecinos de la zona norte de la ciudad y apasionados por los autos antiguos, invirtieron en la búsqueda y restauración de un edificio capaz de alargar para siempre la vida útil de vehículos fuera de circulación. También tuvo la oportunidad de vivir un viaje en el tiempo, con su patio con aljibe de mármol, un bar estilo pulpería, almacenes de ramos generales, radio a kerosene y piezas de inmuebles emblemáticos como el Teatro Argentino o el demolido cine Roca, entre otras.

“Ellos (por los fundadores) no querían que fuera un simple galpón, sino un lugar con historia”, contó Rau a diario Hoy, y puntualizó: “Por eso, en 1984 compraron la edificación de 1 entre 34 y 35, que data de 1875 y es una de las más antiguas de la ciudad”.

Pero fue recién el 4 de marzo de 2006 cuando el lugar estuvo listo para abrir sus puertas. En esos 22 años, la pasión heredada por los coches creció en Evelín como algo natural: “Yo recién había cumplido los cuatro cuando daba vueltas con mis padres en un Karting Davico (que era un invento platense), y ya a los 15 empecé a restaurar piezas para exhibir en el futuro museo, hasta que a los 17 pude sacar el registro de conducir y así aprendí a manejar en un Ford T 1917 Runabout”, contó. Admitió también, que “para muchos fue un tema ver a una mujer arriba de un auto antiguo, pero enseguida me sentí incluida y aceptada”.

Vivir entre vehículos

Hoy, Evelín también se jacta de haber estado al volante de las 15 joyas que conforman la muestra. Entre ellas, el Ford T ’17, un Messerschmitt 1959, un Monoposto 1942, un tractor Fordson 1921 y el Volkswagen Escarabajo 1960, que perteneció a su mamá, y que en los dos años previos a la apertura del Museo usó de flete para trasladar cajas, piezas y objetos. “A fines de 2004 me metí de lleno con esto y puse fecha de inauguración. Había que llegar como fuera y para eso trabajé 10 horas diarias a puertas cerradas. Con el Escarabajo iba hasta el taller donde se restauraban los coches comprados y al depósito donde estaban atiborradas las cosas”, recordó.

Cuando abrió, el Museo funcionaba durante la semana, pero hace algunos años redujo su atención a sábados, domingos y feriados de 15 a 19. El resto de los días, Evelín realiza tareas administrativas en una empresa privada. “Yo soñaba con poder vivir del Museo, pero el rubro está cada vez más olvidado por el avance de las tecnologías. No resulta fácil llevarlo adelante, porque hoy, con un celular, se puede acceder a cualquier historia en cuestión de segundos, aunque no se compara con poder tocar y sentir el objeto”, defendió la directora que, además de recibir a los visitantes cada fin de semana, se encarga de llevar -“andando”, aclaró- los autos a diferentes muestras itinerantes.

En esos viajes, muchas veces la acompañan sus sobrinos Facundo y Lucio (5), y Julieta (7). Con ellos, ya piensa en el legado: “Es lindo ver que disfrutan de esto y es probable que el día de mañana tomen la posta que me dejaron mi papá y mi tío”, declaró.

La primera cupé, el primer amor

A sus 19 años y a bordo de una cupé Ford T 1917 Runabout, Evelín Rau corrió su primera carrera de autos antiguos, de Recoleta a Tigre. Su papá Jorge competía en un Ford T 1917 Town Car, un auto único que compró en 1979 y que lo inspiró para fundar el Museo de 1, entre 34 y 35. En aquel desafío, Jorge ganó un trofeo, pero los organizadores le pidieron que “por favor” no recibiera el premio con su hija “porque no aceptaban mujeres”, recordó con gracia Evelín. “Hoy, en el ambiente me conocen todos, me siento querida en cada evento al que voy, al punto de que varias veces encabezo las caravanas”, aseguró, y destacó que cuando maneja un auto antiguo en las calles de La Plata “todos”  la saludan. “Es hermoso sentir el apoyo de la gente”, concluyó.

Noticias Relacionadas