Una provincia encantada: los castillos bonaerenses más atractivos para conocer

En diferentes puntos del territorio bonaerense hay antiguas construcciones que guardan ricas historias. A cuánto quedan de La Plata y dónde están.

Quien piense que en la Argentina no hay castillos que guarden grandes y valiosas historias está muy equivocado. La provincia de Buenos Aires es sede de varios de ellos, y algunos están más cerca de la ciudad de La Plata de lo que se cree.

Diario Hoy hizo una recopilación de algunos de ellos, como es el caso del castillo de Naveira. Ubicado en Luján, a unos 130 kilómetros de La Plata, es uno de los más atractivos por su cuidada arquitectura. Fue diseñado por Ernesto Moreau, uno de los arquitectos que estuvo a cargo de la Basílica de esa localidad, y está en medio de un frondoso paisaje de árboles que fueron plantados hace más de 100 años.

Otro de los más atractivos es el San Francisco, ubicado en Egaña, a 285 kilómetros de la capital bonaerense. Este es el más grande de la provincia y data de 1930. Como su dueño falleció antes de la inauguración, quedó abandonado y eso hizo que se deteriorara, pero aun así re­cibe la visita de curiosos y turistas.

Un castillo que los platenses suelen tener presente es el de Castelli, “La Raquel”, que se puede observar desde la Ruta 2, camino a la Costa Atlántica. Sobre este castillo circulan historias diversas, pero desde Turismo de la Provincia señalaron que es sabido que una de sus habitantes fue la millonaria y codiciada Felicitas Guerrero, víctima de un femicidio propiciado por uno de sus pretendientes.

“Relatos de amor, crimen y de­sencuentro circundan el espectacular castillo de estilo francés, símbolo de la burguesía de mediados del siglo XIX”, explicaron. Tiene las paredes de color salmón, techo de tejas y una inmensa torre.

En Ramallo, a 275 kilómetros de la ciudad, se ubica un castillo que nació como un regalo para celebrar el amor. Es que el poeta Rafael Obligado lo mandó a construir para su esposa, que era fanática de las novelas donde los palacios eran el escenario principal.

El castillo que lleva su nombre tiene tres plantas y más de 20 habitaciones, con ventanales ojivales; además posee paredes empalidecidas y surcadas por enredaderas que le dan un aire espectral.

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