Cultura

W.H. Auden, un poeta de película

Muchos conocieron a este autor inglés, numerosas veces postulado para el Premio Nobel, gracias a la película Cuatro bodas y un funeral. Su vida está llena de detalles asombrosos

En sus últimos años se lo solía ver en Hirchstteten –distante a cincuenta kilómetros de Viena-, vencido por la edad –aunque apenas había pasado los sesenta años-, con la cara estriada por la fatiga, con un saco al que le faltaban un par de botones, deteniéndose durante horas en la única librería del pueblo, y hablando con un impecable acento de Oxford. Ese hombre con aspecto de venerable vagabundo cada tanto iba a la iglesia local y se emocionaba al cantar el himno Komm Schöpfer Geist. Casi nadie se daba cuenta de que se trataba del autor de algunos de los mejores poemas ingleses del siglo veinte: Wystan Hughes Auden.

Nació el 21 de febrero de 1907 en la ciudad de York, en una familia donde abundaban los clérigos anglicanos. En su adolescencia se deslumbró por la biología, y emergió del Christ Church College como científico, pero ya había contraído una afición de la que no se curaría más: la poesía. Comenzó a escribir poemas a los trece años y, en 1928, publicó su primer libro –impreso privadamente-, titulado Poemas. A partir de allí construyó una obra que le mereció al crítico de la Universidad de Columbia, Jacques Barzun, el calificativos de “el mayor poeta viviente en lengua inglesa”. Fue propuesto media docena de veces para el Premio Nobel de Literatura, en 1948 ganó el Premio Pulitzer y, años después, el Bollinsren, el National Book Award, la King George Poetry Medal y el Estatal Austríaco para la Literatura Europea.

Su obra es de una vastedad inabarcable y está compuesta fundamentalmente por poemas, pero también, dramas, canciones, libretos de ópera, epístolas, ensayos, artículos periodísticos que van desde la investigación de la música en el teatro de Shakespeare a la historia y evolución de la novela policial. En colaboración editó colecciones de baladas y música popular isabelina, proverbios, y una insuperada antología que atraviesa la trayectoria completa de la poesía en lengua inglesa, desde los primitivos bardos sajones hasta los poetas de la Segunda Guerra Mundial.

Durante la Guerra Civil Española, Auden participó como voluntario en la lucha de los republicanos y colaboró integrando el equipo sanitario. Así, entre heridos de guerra, escribió el poema Spain, uno de los momentos más altos de su poesía, que lo muestra en un decantado compromiso por las causas populares. El mismo compromiso que lo llevó, cuando Hitler invadió Polonia, a escribir un poema “en uno de los cafetines / De la calle Cincuenta y Dos / Inseguro y temeroso / Mientras expira la esperanza cauta / De una década baja y deshonesta”. La derrota republicana, el peligro imperialista y el avance nazi, lo hundieron en el desencanto: “Se puede escribir un poema contra Hitler, pero no se puede detener a Hitler”.

Durante los años del nazismo, la hija de su admirado Thomas Mann –Erika-, abrió “El Molino de Pimienta”, un cabaret literario que fue clausurado y su dueña declarada “enemiga de Alemania”. Auden, que no conocía personalmente a Erika, le ofreció matrimonio –pese a ser homosexual-, para que ella pudiera adquirir la ciudadanía británica y obtener el salvoconducto para salir de Alemania.

“Un poeta es un hacedor profesional de objetos verbales —dijo alguna vez—: toda su obligación es que el objeto esté bien hecho”. Cumplió a rajatabla esa premisa, todos sus poemas fueron trabajados con una minuciosidad de relojero. Ese hombre desprolijo, que se peinaba sólo cuando se acordaba, en cuya casa los libros se amontonan sobre las sillas o en el piso, y que se pasaba horas tumbado sobre la cama en una pieza en la que una luz vacilante entraba a duras penas por los sucios vidrios de las ventanas; dedicaba todos sus esmeros a las palabras, para organizarlas limpiamente y con un engarce exquisito, atento a todos los detalles como una madre que lleva a su hijo a la escuela. Despotricaba contra los corruptores del idioma, “que han convertido palabras como democracia, comunismo, paz, libertad y justicia en reflejos tan involuntarios como el que produce un golpe en la rodilla”.

“Ya nada será como antes”

El 25 de agosto de 1994 se estrenó la película Cuatro bodas y un funeral, con un elenco encabezado por Hugh Grant y Andie McDowell. Uno de los momentos más intensos ocurre, precisamente, en el funeral aludido en el título, en que uno de los personajes despide al muerto con un poema de Auden: “Nadie necesita ya las estrellas; apáguenlas todas./Envuelvan la luna, desmantelen al sol/ Ya nada será como antes.” Y es cierto, a partir de su muerte, el 29 de septiembre de 1973, ya nada fue como antes.

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