Con más de 93.800 muertos, todos los estados de EE.UU. empezaron su reapertura
Los 50 estados del país comenzaron un proceso de reapertura por presión de Trump quien insiste en recuperar la economía, su caballo de batalla electoral, luego de que las medidas de distanciamiento y aislamiento social.
Con más de 1,5 millones de casos y 93.800 muertos por coronavirus, todos los estados de Estados Unidos ya comenzaron algún tipo de reapertura económica, luego de semanas de fuertes presiones del presidente Donald Trump, quien hoy visitará una fábrica en Michigan en una vuelta a su recorrida nacional de cara a las presidenciales de noviembre.
Los 50 estados del país comenzaron un proceso de reapertura por presión de Trump quien insiste en recuperar la economía, su caballo de batalla electoral, luego de que las medidas de distanciamiento y aislamiento social por la pandemia dejaran un tendal de negocios y fábricas cerrados, y la tasa más alta de desempleo desde la Gran Depresión.
Más de 2,4 millones de personas solicitaron la semana pasada el seguro de desempleo en el país, lo que eleva a un total de cerca de 38,6 millones desde el inicio de la pandemia en marzo, informó hoy el Departamento de Trabajo estadounidense.
Además, la Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que la economía se está reduciendo a una tasa anual del 38% en el trimestre de abril a junio, la contracción trimestral más aguda registrada desde la crisis de 1929.
Pero, a más de cinco meses de las elecciones, el gobierno de Trump no enfrenta solo una profunda crisis económica, sino también el peor brote de coronavirus del mundo.
Un informe de la Universidad de Columbia, citado hoy por la cadena de noticias CNN, concluyó que si el gobierno estadounidense hubiese aplicado las medidas de distanciamiento social una semana antes, podría haber evitado al menos 36.000 muertes por coronavirus.
Y si hubiese cerrado las fronteras del país dos semanas antes, continuó el informe, podría haber evitado alrededor del 84% de las muertes y del 82% de los casos.
Pese a que las críticas que se acumulan alrededor de la gestión sanitaria de la pandemia, Trump sigue enfocado en la recuperación económica.
Con un país económicamente paralizado, Trump comenzó desde hace casi un mes una campaña de hostilidad hacia aquellos estados -en su mayoría gobernados por opositores demócratas- que se negaban a levantar el confinamiento.
Según el plan de Trump, los gobernadores deben equilibrar la reapertura de sus economías con la seguridad de las personas. Sin embargo, algunos estados como Georgia y Texas lanzaron planes de reapertura agresivos.
Con 1.562.714 casos y 93.863 muertos en todo el país, según datos de la Universidad Johns Hopkins, reconocidos especialistas mostraron preocupación por un alivio prematuro de las restricciones y pidieron a los estados controles responsables de las cifras.
Por ejemplo, preocupa los casos de Virginia, Texas, Georgia y Vermont, que cruzaron pruebas virales y de anticuerpos en pos de mostrar un aumento significativo del testeo.
La combinación de los dos tipos de pruebas exagera la capacidad de prueba de un estado y proporciona una imagen confusa de la pandemia a medida que el país alivia las restricciones.
El Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota advirtió hoy que las pruebas no son lo suficientemente precisas como para tomar decisiones sobre quién debería volver al trabajo o la escuela.
"Los datos están realmente jodidos.El sistema de salud pública está abrumado", dijo Mike Osterholm, jefe del centro.
En medio de este panorama, Donald Trump retomó su carrera electoral y, para demostrar que todo ha vuelto a la normalidad, decidió salir de la Casa Blanca y viajó a Michigan sin portar tapabocas porque -según le dijo a sus asesores- "lo hace parecer débil".
Viajó para visitar una planta de Ford que reconvirtió su producción para hacer respiradores.
Pero su llegada también coincide con una larga disputa con el gobernador demócrata de Michigan y sucede justo un día después de que el presidente amenazara con retener los fondos federales por la decisión de habilitar un voto por correo generalizado, para evitar un posible contagio.