Enfrentamientos, violencia y muerte: Egipto se divide entre laicos e islamistas
Seguidores del presidente echaron de la plaza a los opositores, que acampaban contra los “superpoderes”. Al menos tres personas murieron. Varios ministros renunciaron y peligra la estabilidad del país africano.
Bombas molotov, piedras, disparos aislados y barricadas. El Palacio Presidencial de El Cairo fue testigo ayer de los enfrentamientos entre los manifestantes que acampaban frente al edificio en protesta por los “superpoderes” de Mohamed Mursi y los seguidores del mandatario islamista, que llegaron hasta el lugar y desalojaron a los opositores. Al menos tres muertos fue el trágico saldo, en tanto que varios asesores del presidente renunciaron en rechazo a la nueva Constitución.
La tensión, acumulada durante toda la jornada de ayer, decantó en violencia al caer la noche, cuando los islamistas ganaron el control de las calles de la capital y echaron por la fuerza a los manifestantes laicos. La oposición, principalmente de izquierda, había movilizado el martes a decenas de miles de personas, en tanto que ayer continuaban las convocatorias para nuevas marchas.
Los seguidores de Mursi, por su parte, respondieron al llamado de los Hermanos Musulmanes, la poderosa organización que está detrás del gobernante, que pidió “proteger la Constitución y la legitimidad”.
Hasta ahora, la organización había rechazado convocar sus marchas en los mismos lugares que la oposición, como por ejemplo el pasado sábado, cuando renunciaron a manifestarse en la Plaza Tahrir ante el temor a posibles choques. Sin embargo, tras el cerco que sufrió la noche del martes el Palacio Presidencial, los líderes de la Hermandad cambiaron de opinión y llamaron a sus militantes a dirigirse al palacio.
Por su parte, el líder islamista Mohammed Abu Samra dijo en una entrevista que “si se enfrentan (los opositores) a la legitimidad, entonces haremos uso de la violencia”, y el predicador televisivo Abdullah Badr comentó que son los cristianos los que lideran las protestas contra el presidente, “y si le tocan un pelo, entonces les arrancaremos los ojos”, sentenció.
Aunque estas refriegas eran inéditas en la capital, durante los últimos días las tensiones entre partidarios y detractores de Mursi se habían desbordado en varias ciudades del delta del Nilo, como Damanhur y Majala, provocando al menos un muerto y docenas de heridos. A falta de diez días para la celebración del referéndum constitucional, existe suficiente combustible como para provocar nuevas conflagraciones violentas.
En este contexto, y en señal de protesta por los enfrentamientos y la escalada de violencia, tres consejeros de la presidencia dimitieron: Amr el Leithi, Seif Abdel Fattá y Ayman al Sayad. Así, el gabinete de Mursi queda menguado, aunque la disputa está en la calle.
Una crisis que se agudiza
La crisis política que golpea a Egipto se precipitó luego del decreto presidencial que ordena que ninguna decisión del mandatario Mohamed Mursi puede ser afectada por una orden judicial. La reacción fue inmediata, y la disputa de poderes llevó a los jueces a iniciar una huelga ante el hostigamiento de los sectores islamistas. Ahora, el Tribunal deberá supervisar el referéndum por la nueva Constitución, pautado para el 15 de diciembre, aunque las amenazas de la Justicia indican que no lo hará. Desde el Ejecutivo aseguraron que seguirán adelante con la consulta.