Francia: Macron y Le Pen arrancan la carrera hacia el balotaje

Con la reedición del balotaje del 2017, cuando el actual mandatario ganó con el 66,1% de los votos, el presidente francés y la líder de ultraderecha ya están en plena recorrida proselitista.

El presidente francés, Emmanuel Macron, y la líder de ultraderecha Marine Le Pen, primero y segunda respectivamente en las elecciones presidenciales celebradas el domingo, retomaron ayer el ritmo de campaña en busca de convencer a quienes no votaron por ellos, y sumar nuevos apoyos de cara a un reñido balotaje previsto para el 24 de abril.

El actual jefe del Estado, que según el recuento definitivo logró 27,85% de las preferencias y aventajó en 4,7 puntos a Le Pen, viajó a la norteña ciudad de Dénain, tras alertar anoche que “nada está decidido” y que las próximas dos semanas serán “decisivas” para Francia y Europa.

“Aquí en Dénain quedé tercero (en la primera vuelta) y vine al encuentro de nuestros compatriotas para escuchar, para convencer”, dijo Macron, a quien sus conciudadanos cuestionaron por cuestiones como la educación y las pensiones

“A todos los que ayer se movilizaron para llevarme a la segunda vuelta, gracias por estar ahí. Cuando sea elegida presidente de la República, estaré allí para Francia, estaré allí para ustedes. ¡Sigamos movilizándonos por la victoria!”, tuiteó Le Pen, candidata de Agrupación Nacional (RN), a unos 100 km de París, desde a la localidad sureña de Soucy.

Macron, candidato de La República en Marcha (LREM), logró su boleto para la segunda vuelta con un resultado levemente mejor de lo que estimaban los sondeos, seguido de Le Pen, de la Agrupación Nacional (RN) que sumó un 23,15%, apenas 1,2 puntos más que Jean-Luc Mélenchon (21,95%, de izquierda).

En consecuencia, Francia se dispone a revivir el mismo duelo que en 2017, cuando Macron ganó el balotaje con un 66,1% de los votos. Según los últimos sondeos, la ventaja ahora ante Le Pen se reduciría ahora a entre dos y 10 puntos.

“Es un partido de vuelta completamente diferente”, aseguró el politólogo Brice Teinturier, para quien el presidente saliente “ya no es el nuevo candidato que encarna una forma de frescura” como en 2017 y su rival ya no genera “mucho rechazo”, al haber trabajado su imagen y estar “más en contacto con los franceses”.

El país tampoco es el mismo. El mandato de Macron estuvo marcado por protestas sociales contra su política hacia las clases populares, una pandemia que confinó a millones de personas y, ahora, por los efectos de la guerra en Ucrania.

La ofensiva rusa en Ucrania opacó la campaña de la primera vuelta, pero sus consecuencias en los precios de la energía impulsaron la inflación y reforzaron la principal preocupación de los franceses: la pérdida de poder adquisitivo.

Reforzado por su imagen de presidente estable en tiempos de crisis, el candidato de LREM, de 44 años, busca situar el debate en el impacto que una llegada de Le Pen al poder tendría para las alianzas internacionales.

La candidata de RN, de 53 años, propone abandonar el comando integrado de la OTAN, que fija la estrategia militar de la Alianza, y su elección asestaría otro revés a la Unión Europea (UE) tras la reciente reelección del húngaro Viktor Orban.

Macron, cuyo país ejerce la presidencia semestral de la UE, rechazó así una “eventual Francia que fuera de Europa solo tenga como aliados la internacional de populistas y xenófobos”.

El mandatario busca que el público identifique nuevamente a Le Pen con la imagen de radical que ella logró difuminar durante su campaña de la primera vuelta, cuando dejó a un lado sus propuestas sobre migración y se presentó como la defensora del poder adquisitivo y de las clases populares.

“Hemos llegado a esta segunda vuelta sin haber perdido la serenidad, la calma, la determinación, la convicción absoluta de que podemos ganar”, dijo ayer Le Pen, que la víspera advirtió que lo que está en juego es “una elección de sociedad y civilización”.

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