Militares toman el poder en Mali

El golpe de Estado forzó la renuncia del presidente Ibrahim Boubacar Keita, quien estaba a cargo del gobierno desde 2013

El golpe de Estado protagonizado por un grupo de militares en Mali forzó la dimisión del presidente Ibrahim Boubacar Keita y de su primer ministro, Boubou Cissé, quienes fueron secuestrados el martes pasado por fuerzas del cuartel
de Kati.

Los soldados trasladaron a ambos funcionarios en un blindado, hacia una base en las afueras de Bamako, la capital. Ayer en la madrugada, ambos firmaron su renuncia.

Asimismo, el coronel Ismael Wague, portavoz de los militares, declaró un toque de queda nocturno, así como el cierre de fronteras del país por un plazo indefinido.

“Nuestro país se hunde cada día en el caos, la anarquía y la inseguridad por culpa de los hombres encargados de su destino”, dijo Wague. Además, denunció el “clientelismo político, la gestión familiar de los asuntos del Estado, el despilfarro y el robo de los recursos públicos y las masacres de
campesinos, el terrorismo y el extremismo”.

En este sentido, la agrupación identificada como Comité
Nacional para la Salvación del Pueblo se dirigió a la población y aseguró una transición política y elecciones dentro de un “tiempo razonable”.

“Se invita a la sociedad civil y los movimientos sociopolíticos a sumarse a nosotros para, juntos, crear las mejores condiciones para una transición política civil que nos lleve a unas elecciones regionales creíbles para el ejercicio democrático, a través de una hoja de ruta que sentará las bases de un nuevo Mali”, agregó Wague.

Este es el segundo golpe de Estado que sufre el país africano en la última década. En 2012, una gran rebelión provocada por oficiales del ejército de rango medio abrió las puertas para que grupos yihadistas y otras asociaciones rebeldes se apoderaran de una parte significativa del país, provocando también la dimisión del entonces presidente, Amadou Toumani Touré.

Desde ese momento, la crisis económica y los niveles de corrupción impulsaron a su población, que protagonizó manifestaciones a lo largo de todo 2020, a pesar de la represión de las autoridades, que dejó 23 muertos.
En respuesta al golpe de Estado del martes, la Unión Africana
(UA) decidió suspender a Mali hasta que se restaure el orden constitucional.

Mediante un comunicado, Cyril Ramaphosa, jefe de Estado de
Sudáfrica y presidente de turno de la UA, instó al pueblo maliense, “a los partidos políticos y a la sociedad civil, a respetar el Estado de derecho y entablar un diálogo pacífico para resolver sus desafíos”.

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