Taiwán presentó su primer escuadrón de aviones de guerra estadounidenses

En la ceremonia de presentación de las 64 aeronaves, realizada en una base de la ciudad de Chiayi, estuvo presente la presidenta Tsai Ing-wen junto a Sandra Oudkirk, embajadora de hecho de Estados Unidos en la isla, cuya soberanía reinvindica Beijing.

Taiwán organizó una ceremonia de puesta en servicio del primer escuadrón de su avión caza F-16 más avanzado, de fabricación estadounidense. Esta flota reforzará la defensa de la isla contra las amenazas de China.

En la presentación de los 64 aviones, realizada en una base aérea de la ciudad de Chiayi, en el sur de la isla, estuvo presente la presidenta Tsai Ing-wen junto a Sandra Oudkirk, embajadora de hecho de Estados Unidos en Taiwán.

Las aeronaves representan parte del total de 141 aviones F-16 que dispone Taiwán, y complementan la poderosa flota formada hasta ahora por un modelo más antiguo de la década de 1990 que se actualizará por completo a fines de 2023.

Tsai dijo que el proyecto de modernización muestra “la solidez de la cooperación de Taiwán con la industria de defensa estadounidense”, en momentos en que la isla volvió a convertirse en un importante punto de tensión en el enlace entre Estados Unidos y China.

Las relaciones oficiales entre China y Taiwán quedaron suspendidas en 1949, después de que las fuerzas del partido nacionalista chino Kuomintang sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista de China y se trasladaran a la isla. Los vínculos solo se restablecieron a nivel empresarial e informal a fines de la década de 1980.

Beijing, que reivindica su soberanía sobre la isla, intensificó sus acciones para aislar a Taiwán de la escena internacional y detener cualquier intento de reconocimiento como Estado independiente de este territorio, que tiene su propio gobierno.

El despliegue de este primer escuadrón se produce en momentos de fuertes tensiones entre China y Estados Unidos sobre el futuro de esta zona asiática.

En la última década, China reforzó su ejército hasta tal punto que responsables militares taiwaneses y estadounidenses expresaron públicamente sus temores de que pudiera lanzar una invasión al territorio.

Tras declaraciones del presidente estadounidense Joe Biden que insinuaban que su país estaba listo para intervenir si China atacaba la isla, diplomáticos norteamericanos volvieron a una línea más clásica y sutil, multiplicando las advertencias e insistiendo en su voluntad de “disuadir” a Beijing de cualquier intervención militar.

El gigante asiático criticó las ventas de material bélico de Estados Unidos a Taiwán, por lo que impuso, como respuesta, sanciones a las grandes empresas norteamericanos del armamento, como Boeing, Raytheon y Lockheed Martin.

Esta semana, durante una cumbre bilateral remota entre Biden y el presidente chino, Xi Jinping, la tensión alrededor de este tema se puso de manifiesto. Xi advirtió a Biden que atizar la independencia de Taiwán sería “jugar con fuego”.

“Las autoridades taiwanesas han intentado muchas veces apoyarse en Estados Unidos para su independencia (...) Algunas personas en Norteamérica intentan usar a Taiwán para controlar a China”, dijo Xi.

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