La muerte de Fidel Castro

Vida y revolución

Fidel Castro nació en la finca que poseía su familia en Birán, provincia de Oriente (hoy Holguín), al este de la isla de Cuba, el 13 de agosto de 1926. Hijo de la segunda unión de su padre, Ángel María Castro, un terrateniente de origen gallego, con Lina Ruz, tuvo seis hermanos: cuatro mujeres (Angela, Juana, Emma y Agustina) y dos varones (Ramón y Raúl). 

Estudió como interno en colegios jesuitas en Santiago y La Habana y en 1945 inició la carrera de Derecho en esta última ciudad, la cual finalizó cinco años más tarde.

Desde temprana edad, decidió consagrar su vida a la política. Durante su etapa universitaria participó en la fallida Legión del Caribe, que pretendió derrocar al dictador dominicano Rafael Trujillo, y encabezó la delegación de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en la Conferencia Interamericana de Bogotá, donde se produjeron disturbios de los que se acusó a los cubanos. En 1952 comenzó su lucha pública contra el dictador Fulgencio Batista, que acababa de dar un golpe de Estado ante su más que previsible derrota electoral. 

El 26 de julio de 1953, cuando solo tenía 26 años, encabezó el Asalto al Cuartel Moncada, en Santiago, con unos 120 jóvenes cubanos, con el propósito de provocar un levantamiento popular contra el dictador Batista. La acción del grupo rebelde terminó en un terrible fracaso: ocho integrantes perdieron la vida y la mayoría fueron capturados o asesinados tras ser sometidos a brutales torturas. Aún así, los que sobrevivieron, entre ellos el propio Fidel Castro, capturado una semana después de la fallida toma, consiguieron una victoria moral cuando la prensa cubana publicó imágenes de la masacre perpetrada por los soldados del dictador.

“La historia me absolverá”

Fidel Castro asumió su propia defensa en el juicio por el Asalto al Cuartel Moncada, durante el cual pronunció un extenso alegato ideológico, en el que incluyó un amplio programa de reformas. El 16 de octubre de 1953 dio su emblemático discurso “condenadme, no importa, la historia me absolverá”. En ese entonces lo condenaron a 15 años de prisión, pero en mayo de 1955 fue puesto en libertad tras una amnistía decretada por Batista. Junto con otros rebeldes excarcelados viajó a México, donde preparó la expedición que, con 82 combatientes a bordo, entre ellos Ernesto “Che” Guevara, desembarcó el 2 de diciembre de 1956 en la costa suroriental de Cuba para iniciar la guerra de guerrillas contra la dictadura.

Aunque unos 70 expedicionarios fueron abatidos por el Ejército de Batista al desembarcar en la costa cubana, los pocos sobrevivientes (doce, según la mitología revolucionaria) lograron afirmarse en Sierra Maestra, desde donde comenzaron, bajo el mando de Fidel, a organizar un ejército rebelde que en poco más de dos años forzó la huida del país de Batista, producida el 1º de enero de 1959. Fidel Castró entró triunfal en La Habana el 8 de ese mes.

En el gobierno provisional, Castro se hizo con el control del Ejército y en febrero asumió el puesto de primer ministro. Aparentemente, la revolución no tenía un programa preestablecido para convertir a Cuba en un país comunista aliado a la Unión Soviética. En reiteradas ocasiones, tanto antes como después del triunfo de la revolución, Castro aseguraba que no era comunista, que no tenía un proyecto socialista para la isla y que habría elecciones en un plazo no mayor de un año para conformar un gobierno democrático.

 Sin embargo, la propia dinámica de los acontecimientos, marcada por la nacionalización de plantaciones y empresas petroleras estadounidenses con las consiguientes represalias de 

Washington, rápidamente radicalizaron el rumbo de la Revolución y propiciaron la integración de Cuba en la órbita soviética, frente a las amenazas del “imperialismo norteamericano”. Estados Unidos rompió relaciones con Cuba en enero de 1961.

Su apoyo al reclamo de Malvinas

Independiente de los cambios políticos que vivió nuestro país, Fidel Castro siempre apoyó el reclamo argentino por la soberanía de las islas Malvinas en los foros internacionales y en declaraciones públicas. “Yo he defendido la causa desde el año 1948. Hace más de 60 años, siendo estudiante universitario, empecé a defenderla”, sostuvo el fallecido exmandatario en su biografía Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo, de la periodista cubana Katiuska Blanco Castiñeira.

En todas las participaciones que realizó en foros internacionales, el cubano respaldó las protestas argentinas para que el Reino Unido acate la resolución 2065 de las Naciones Unidas, en la que en 1965 se reconoció la existencia de una disputa, e instó a ambas partes a entablar un diálogo.

“Cuba, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas que la distinguen del gobierno argentino, no vaciló en apoyar la justa demanda de ese noble pueblo”, supo remarcar durante su discurso en la apertura de la VII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en 1983.

En su alocución, Castro criticó la “guerra colonial de la señora (la entonces primera ministra del Reino Unido, Margaret) Thatcher” y consideró que “los sucesos de las Malvinas constituyeron un momento relevante en el desarrollo de una consciencia latinoamericana”.

Años más tarde, en 1994, el cubano criticó la decisión de Leopoldo Galtieri de realizar las operaciones militares para recuperar la soberanía del archipiélago del Atlántico Sur: “¿Por qué tuvo lugar la Guerra de Malvinas? Bien sencillo: Estados Unidos utilizaba el batallón 401 para la guerra sucia contra Nicaragua y en El Salvador. Y les prestaban tan brillantes y agradables servicios a Estados Unidos que se creyeron en la ocasión de ocupar las Malvinas. Esto no tiene nada que ver con el derecho de la Argentina a las Malvinas, que hemos defendido siempre, toda la vida (...) Pero los militares argentinos creyeron que había llegado la hora de cobrarle los servicios que le prestaban en Centroamérica a Estados Unidos para que lo apoyaran en aquella aventura”, explicó en aquella ocasión.

Sin embargo, durante el conflicto bélico, la isla caribeña ofreció su ayuda militar a la Dictadura Militar para atacar al Reino Unido.

En febrero de 2012, Fidel definió a las islas Malvinas como “ese pedazo de tierra arrebatado a la Argentina donde ahora los británicos pretenden extraer petróleo”. Y agregó: “No les queda más remedio que negociar e irse. Es tan descarado lo que han hecho: hasta mandaron un barquito, un destructor, un helicóptero con un príncipe que es piloto”.

“Su desaparición tiene un valor más simbólico que político”

Por Rosendo Fraga. Especial para Hoy

Fidel Castro fue un símbolo de la Guerra Fría en América Latina y, por otro lado, una expresión del nacionalismo hispanoamericano del caudillo, inscribiéndose en la tradición populista del subcontinente. El primero fue el significado global; el segundo tuvo más peso en lo nacional. 

Su desaparición tiene hoy un valor más simbólico que político. Era una figura que estaba apartada del ejercicio del poder, luego de haber sido sustituido por su hermano Raúl hace casi una década. Sin embargo, seguía teniendo un rol casi legendario, y sus expresiones públicas, cada vez más esporádicas, continuaban marcando un rumbo.

En cuanto al futuro de las relaciones con Estados Unidos, la incertidumbre la genera Trump y no la muerte de Castro. Si hubiera ganado Hillary, habría habido continuidad. Trump, en la Presidencia, significa algún tipo de retroceso en la recomposición que se alcanzó durante el segundo mandato de Obama, y sus declaraciones parecen anticiparlo. 

Frente a los reclamos de mayor libertad que puede precipitar la muerte de Fidel, es posible que Raúl adopte medidas represivas para evitar que la oposición gane fuerza. Ni las visitas del Papa y Obama generaron una apertura en lo político, difícilmente la genere la muerte de Fidel.

“Nace una leyenda que perdurará por años”

Por Orlando D’Adamo. Especial para Hoy

A pesar de que estaba alejado del poder hace tiempo, tras la muerte de Fidel Castro nace una leyenda que perdurará varios años y quedará grabada en la mente de muchas generaciones como alguien que luchó contra el poder imperante.

Él le había dado a su hermano la suma del poder, y ahora su deceso ha sido más que nada una situación histórica, simbólica. Lo crucial se dará cuando el hermano, si hace lo que promete, delegue el poder en 2018 a otro hombre de su espacio.

No hay nada nuevo bajo el sol en América Latina a partir de los procesos electorales que se dieron en los últimos años. Las declaraciones contra Cuba de hombres como Donald Trump no me parecen importantes; será clave ver qué pasa en la isla cuando alguien sin el apellido Castro esté al frente del gobierno.

“Fue un hombre que supo escribir su propia historia”

Por Claudio Fantini. Especial para Hoy

La muerte de Fidel Castro va a ser utilizada por su hermano Raúl y el régimen para, en base a su aparato de propaganda, fortalecer su imagen. En el corto plazo, calculo que esto derivará en una mayor represión al interior de Cuba, aprovechando el efecto de los funerales. Habrá una mayor persecución a la disidencia política, pero no es algo que vaya a permanecer en el tiempo. 

Ha fallecido un hombre que supo escribir su propia historia, porque tuvo estatura política. Una persona con luces brillantes y sombras oscuras, que construyó un régimen de partido único y un liderazgo basado en el culto a la personalidad. 

Él controló absolutamente todo en la isla durante más de medio siglo. Lo que ha terminado es la vida biológica de ese hombre, pero ese final, a esta altura, no va a tener incidencia sobre el curso de las cosas.

“Su muerte generará una continuidad en los cambios”

Por Alejandro Simonoff. Especial para Hoy

El deceso de Fidel Castro va a generar una continuidad en los cambios que viene llevando adelante Cuba en los últimos años. La pregunta clave es saber cuál va a ser la reacción del régimen a la desaparición de su líder, y veremos si se tratará de una profundización de la apertura  o si la puerta se cierra aún más. Esto va a depender también de cuáles son los apoyos internacionales con lo que cuente Cuba para poder sostenerse.

Más allá de su desaparición, la cuestión central pasa por entender qué es lo que va a hacer Estados Unidos; básicamente, si seguirá con la política que inició Obama o no. En principio, parece que no, porque de hecho eso explica el voto latino en Florida, donde los exiliados cubanos son importantes. Presumiblemente, Trump lleve una mayor presión política y económica sobre Cuba.

“Marcó una época, tanto en Cuba como en el mundo”

Por Luis Fuensalida. Especial para Hoy

Más allá de los rechazos o las adhesiones a la visión ideológica y política de Fidel Castro, es innegable que fue un estadista y marcó una época tanto en Cuba como en América Latina y el mundo, y lo hizo con su carisma  único.

Hay que tener en cuenta que Raúl Castro está manejando quién va a ser su sucesor, por lo que va a haber prontamente un salto generacional en la isla. Ahí es donde se verá la cintura política, la visión política internacional que pueda tener el presidente de los Estados Unidos. Si se sigue manejando de acuerdo a sus discursos de campaña, será una visión muy miope.

La muerte de Fidel ensancha la grieta existente en la región entre el Populismo del Socialismo del Siglo XXI y los demás países, donde habrá un proceso de acción y reacción, que tiene un curso reciente, en el que restan todavía varios pasos.

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