Ya son más de 500 los muertos por el tifón "Bopha" en Filipinas

Un total de 827 personas fueron declaradas desaparecidas en Filipinas tras el paso del tifón "Bopha" o "Pablo", que ocasionó la muerte a por los menos 546 personas y afectó a 5,4 millones en el sur y centro del país. 

El primer boletín del día del Consejo Nacional de Prevención y Respuesta a los Desastres incluye a 368.672 personas dependientes de los centros de evacuación, aunque solo 177.801 moran en el interior de las instalaciones, según un despacho de la agencia Efe. 

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró la víspera el estado de calamidad nacional para agilizar la utilización de los fondos oficiales, la concesión de préstamos a intereses preferenciales y controlar los precios de los alimentos en las zonas perjudicadas, entre otras medidas. 

Los primeros días se había declarado el estado de calamidad en las provincias del Valle de Compostela, Davao Oriental y Surigao del Sur, las más afectadas y de donde son la casi totalidad de las víctimas mortales. 

El tifón -como se denomina a los huracanes en el Pacífico- entró en el sur de Filipinas por el Pacífico el martes con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora y copiosas lluvias y abandonó el país el jueves. 

Sin embargo, 21 municipios aún sufrían este domingo cortes de luz y seis áreas padecían interrupciones en el servicio de agua. Además, ocho carreteras y once puentes continuaban cortadas para el tránsito rodado. 

"Pablo", el nombre local que dieron los filipinos al huracán, destruyó 25.201 casas, muchas de ellas precarios chamizos, y causó destrozos en otras 21.227. 

El cálculo provisional de los daños causados a la agricultura y las infraestructuras supera los cien millones de dólares. 

Las prioridades de las autoridades son atender a las personas desplazadas, localizar a los desaparecidos y restablecer las comunicaciones y los servicios. 

"Bopha" ha resultado ser el peor tifón que afectó el país este año y cierra una temporada que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre. 

El año pasado ocurrió algo parecido con "Washi", que visitó inesperadamente Filipinas la semana anterior a Navidad y mató a unas 1.200 personas. 

La deforestación, la proliferación de las minas ilegales, la falta de infraestructura y las viviendas precarias incrementan los efectos devastadores de los tifones y las inundaciones que afectan durante la época del monzón a Filipinas.