Ituzaingó: el municipio en apuros por una casa que fue destinada a una ONG
Hace unos años, cuando la vecina Nelly había enfermado gravemente, tuvo un deseo: que su hogar sea la futura morada para que los más necesitados tomen beneficios. Así quedaba depositada en ese espacio la “semillita” que daría vida a una ONG.
Hace un año se produjo el deceso de la mujer (que había sido médica de profesión), y entonces algunos vecinos se movieron para que la idea tuviera forma y nombre: “La casa de Nelly”, en Av. Udaondo al 900. Cabe recordar que Nelly no tenía familiares. Pero los vecinos hoy están angustiados por una situación insólita. Lo que iba a ser un centro de rehabilitación para la tercera edad,
Hasta que se pusieran al día como Asociación Civil, la Municipalidad de Ituzaingó y la Defensoría del Pueblo intervinieron en la propiedad. Pero los problemas comenzaron a llegar. Precisamente, y tal como puntualiza el medio La Voz de Ituzaingó, “el miércoles 10 de setiembre de 2014 los vecinos vieron a una mujer de aproximadamente 40 años con su pareja y un hijo salir del domicilio, por lo cual llamaron a la policía. Romina Quevedo (según citan, es la usurpadora) manifiesta que es la dueña, aunque nunca mostró ningún papel ni documento”.
Los vecinos procedieron a hablar con Bruno Corbo, titular de la Defensoría del Pueblo, y ante esto Romina alega que Martín Rossi (secretario del intendente) le había dado la propiedad “por ser empleada municipal”.
Pero Rossi negó todo, y a la novela de “La Casa de Nelly” se sumó el Director de Tierras, Ricardo Cadau, hasta que al fin los usurpadores se retiraron…
En ese interín, se repuso un portón que los usurpadores habían sacado, pero en poco tiempo volvieron a notar presencias, y era que “los mismos individuos estaban dentro de la propiedad”.
La bronca es mayor aún porque los lugareños afirman que “esta gente no tiene ninguna necesidad ya que vienen en autos lujosos”.
Mientras el problema está instalado, los sueños de la dueña quedaron atascados y por ahora no hay merendero, ni apoyo escolar, ni centro de rehabilitación, sino una muestra gratis de la degradación de los seres humanos y la corrupción que continúa reinando.