“Ahora tiro yo porque me toca”: Kicillof comienza a jugar políticamente sin interna
Tras el acto del 17 de octubre y el comunicado del fin de semana, el gobernador bonaerense se despega de la interna y oficia de eje ordenador pese a los reproches de los cristinistas.
En las últimas semanas, Axel Kicillof ha dejado claro que su rol dentro del peronismo va más allá del de ser gobernador de la Provincia de Buenos Aires. En actos clave, como el del 17 de octubre, y en su carta del sábado 19, se mostró firme en su posición política. No solo pidió unidad, sino que comenzó a delinear un liderazgo capaz de enfrentar los desafíos internos del peronismo y el avance de la derecha, representada por Javier Milei.
Aunque el mandatario afirma mantener su lealtad hacia Cristina Fernández de Kirchner, figura central del movimiento, dejó claro que su proyecto político trasciende la tutela de la exmandataria. En su discurso, insistió en la creación de un nuevo frente desde Buenos Aires, que funcione como “escudo” contra las políticas de Milei. Esta postura lo posiciona como un líder con ambiciones nacionales, capaz de aglutinar a distintos sectores del justicialismo.
El contexto político ha llevado a Kicillof a tomar una postura más autónoma, lo que se evidenció tanto en sus palabras como en su actitud ante la interna del PJ. Evitó involucrarse en la disputa entre Cristina y Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, apostando por la unidad en un momento sensible para el partido. Esta decisión lo distancia de la vieja política kirchnerista y lo proyecta como un líder conciliador, dispuesto a superar las rencillas internas.
El comunicado que emitió el sábado, poco antes del cierre de listas para las internas del PJ, refuerza su intención de liderar desde una perspectiva integradora. Kicillof llamó a evitar las “peleas innecesarias” y subrayó que su verdadera lucha es contra las políticas de Milei. Este posicionamiento lo eleva por encima de las disputas partidarias, presentándose como una figura renovadora que busca reorganizar el peronismo para los tiempos que corren.
Romper la “maldición” de Dardo Rocha
Su objetivo es claro: la Casa Rosada. Para conseguirlo, sabe que debe liderar sin restricciones, rompiendo con los límites impuestos por el kirchnerismo. Su determinación a no quedar encasillado como una figura secundaria, al estilo de Alberto Fernández, marca un punto de inflexión en su carrera política. La incógnita es si podrá consolidar un frente lo suficientemente amplio para representar al “campo nacional y popular”. Todo indica que Kicillof tiene la determinación y los recursos necesarios para asumir ese desafío.
De cara al futuro, Kicillof enfrenta el reto de mantener el control de un peronismo históricamente fragmentado, mientras construye una alternativa sólida para enfrentar a Milei. Sus recientes pasos muestran que está decidido a asumir ese liderazgo, sin temer las críticas ni tensiones internas. El tiempo dirá si su estrategia logra consolidarse y si puede superar la sombra de Cristina para convertirse en el líder que el peronismo necesita en esta nueva etapa.