Alto Calafate: hotel, cruel hotel
Ubicado en el corazón de la Patagonia, el hotel Alto Calafate parece ser un refugio de la corrupción y la indecencia. En el ojo de la tormenta por ser el principal emprendimiento de la sociedad Hotesur, que investiga si Cristina Kirchner y su entorno utilizaron esta empresa para lavar dinero, ahora salieron a la luz datos que echan por tierra la pretensión idílica del relato K.
Anoche, un informe televisivo, puso en primer plano la situación de las empleadas domésticas del lugar, quienes, con lágrimas en los ojos, revelaron su condición de trabajadoras no registradas, precarizadas y echadas sin motivo. Lo más humillante, dijeron, era que las obligaban a “reciclar” enseres y productos de aseo personal como shampoo, crema de enjuague y hasta papel higiénico.
Ayer, también, se confirmó lo que el mes pasado denunció la candidata presidencial por Progresistas, Margarita Stolbizer: que el Alto Calafate fue alquilado por el ministerio de Industria, a cargo de Débora Giorgi. Precisamente, la cartera organizó un encuentro de ministros provinciales realizado con financiación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), entre el 1 y el 2 noviembre de 2012, cuando era gestionado por el empresario Lázaro Báez. El evento representó un negocio de, al menos, 200 mil pesos. Si este dato de 2012 se compara en términos de la inflación actual, el costo ascendería a cerca de medio millón de pesos.
