Amigos son los amigos

Los pliegos diagramados desde el Ministerio de Infraestructura están señalados de haber sido hechos a la medida de los aliados políticos del oficialismo. Polémica por el papel jugado por Nicolás Caputo, compañero incondicional de Mauricio Macri, y sus empresas

La Argentina vivió durante la última década un período de destrucción de la obra pública que llevó a que cientos de millones de pesos del erario público se fueran por la oscura cueva de la corrupción. Empresarios amigos y funcionarios convertidos en magnates de empresas constructoras, a través de testaferros, hicieron su aparición en el escenario político, siendo la cara más visible de esta situación el santacruceño Lázaro Báez, sindicado por ser el testaferro de la familia Kirchner.

El triunfo de Cambiemos en las elecciones del año pasado despertó en la sociedad la esperanza de que esta clase de acciones quedaran en el pasado, pero la realidad, tan cruel en muchas ocasiones, hace que la situación se vuelva a repetir, en este caso en la Provincia de Buenos Aires con la obra pública que es lanzada desde el Ministerio de Infraestructura que comanda Edgardo Cenzón.

Fuentes consultadas por el diario Hoy remarcaron que desde suelo bonaerense se estarían cometiendo las mismas prácticas tan denostadas por la sociedad, que llevaron al kirchnerismo a una estruendosa derrota electoral el año pasado. Según se comenta en los corrillos del poder, muchas empresas ligadas al dominio macrista,se quedarían con las obras más suculentas del gobierno provincial.

Cabe destacar que Vidal lanzó hace pocas semanas un ambicioso proyecto de obra pública que incluye una inversión de más de $23.000 millones para mejorar el equipamiento estatal a lo largo y ancho de la Provincia.

Relaciones íntimas

Entre los beneficiarios de la obra pública bonaerense hay un nombre que resalta por excelencia y es el de Nicolás “Nicky” Caputo, socio comercial, contratista y miembro predilecto de la “mesa política chica” del Presidente Mauricio Macri. De acuerdo a lo que se rumorea por los pasillos ministeriales, Cenzón respondería directamente a Caputo y su llegada al círculo más íntimo del jefe de Estado vino de su mano.

“Cenzón es Caputo” es la frase que más se escucha en el círculo empresarial. En el paso del actual funcionario bonaerense por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, el dueño de Caputo SA, SES SA, Mirgor SA y Sadesa SA figuró en el primer lugar de la lista de contratistas de la ciudad.

Pero no solo Cenzón estaría ligado al empresario, sino también el actual Director de Vialidad bonaerense, Miguel Campos, un hombre que responde directamente al ministro, y por ende, al empresario amigo del Presidente de la Nación.

A ello le sigue también una red de empresas que se beneficiaron por años de grandes contratos por parte del Estado porteño, como el caso del Grupo Roggio, que maneja una parte importante de la recolección de residuos en Capital Federal que le deja, al año, más de $6.000 millones de la empresa Cliba. Roggio sería otro de los amigos del poder que se ve favorecido con la licitación de obra pública en la Provincia.

Seguridad, a los caños

Uno de los ítems que llama la atención a la hora de ver la ejecución del presupuesto por parte del Ministerio de Infraestructura de la Provincia es el concerniente a la Seguridad, donde queda en evidencia el poco empuje que se ha dado en la materia desde el organismo público.

Desde la cartera que maneja la obra pública provincial se presupuestaron $120 millones para el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), destinados a la realización de obras que mejoraran el servicio que se presta en las cárceles locales, y de los cuales no se destinó ni un centavo para los centros carcelarios.

Actualmente existe una sobrepoblación carcelaria de 9.000 presos que se encuentran hacinados. Existen más de 35.000 personas privadas de su libertad, cuando el sistema solo cuenta con 26.000 plazas. Inentendible posición del Ministerio de Infraestructura, en momentos en que el SPB es puesto en juicio por la sociedad por el endeble y delicado estado en el que se encuentra.

Inacción hidráulica, al extremo

En el 2016 las inundaciones en diferentes puntos de la Provincia de Buenos Aires fueron una constante pero, a pesar de eso, desde el área dirigida por Cenzón, se subejecutó el presupuesto en la materia, no destinándose los fondos para la realización de obras de infraestructura.

Para la realización de trabajos hidráulicos, se gastaron solo $279 millones de los más de $2.257 millones presupuestados, lo que da una triste ejecución de nada más que el 12,36% del total, mostrando una clara indolencia y apatía hacia quienes sufren estas catástrofes naturales.

El departamento de Control de Inundaciones sufrió la misma desidia, ya que se llevó adelante nada más que el 11,93% de lo pautado originalmente en el presupuesto, lo que ha llevado a que este tipo de situaciones, lejos de detenerse, se hayan multiplicado, complicando la vida de cientos de miles de personas a lo largo y ancho de la Provincia.

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