Catar será el primer país árabe en recibir un mundial

Si bien el fútbol no es un deporte extendido en la cultura popular del Estado de Catar, en las últimas décadas se ha inmiscuido en la esfera futbolística de la región y del mundo, estrategia que lo posiciona favorablemente tanto dentro como fuera del país.

El Estado de Catar será el primer organizador árabe en la historia de la Copa del Mundo de la FIFA, y, aunque el fútbol no es el principal deporte que se practica en la cultura catarí, en los últimos años se adentró en ese ámbito y patrocinó clubes de alto calibre como FC Barcelona o Boca Juniors, como también, presentaron la candidatura para organizar, por tercera vez, la Copa Asiática 2027.

Asimismo, Catar apostó fuertemente al desarrollo del deporte con la creación de la Academia Aspire, actualmente reconocida como uno de los centros de alto rendimiento más importantes del mundo y que tiene al argentino Lionel Messi como uno de sus em­bajadores. Por otro lado, será el único debutante absoluto de la 22º edición que se jugará entre el próximo 20 de noviembre y el 18 de diciembre, ya que el emirato del golfo Pérsico no clasificaba desde su participación en las Eliminatorias Asiáticas antes de Argentina 78.

El fútbol como estrategia política ante el mundo

Desde una estrategia de imagen internacional, la Copa del Mundo se presenta como una oportunidad para posicionar a Catar como un destino que hasta entonces nunca se había visto.

Para investigadores en geopolítica global, “el mundial supone la culminación de una estrategia de poder basada en la diplomacia del fútbol”. De esta manera, al implementar el fútbol como un mecanismo de poder que influye a través de la proyección de valores, Catar se posiciona favorablemente tanto dentro como fuera del país.

El fútbol representa un pilar dentro de la estrategia política adoptada por Catar, conocida por los expertos como soft power o poder blando. El mismo se refiere a la habilidad de un país en obtener los resultados que desea en la política mundial, sea admirando sus valores, emulando su ejemplo, aspirando a tener su nivel de prosperidad y apertura. Es la influencia a través de ciertos valores compartidos, sin la necesidad de ejercer ningún tipo de coerción ni incentivos del orden económico y militar.

Aplicado al fútbol, destacarse en eventos internacionales refuerza aquellos valores de igualdad y respeto, pilares propios del deporte. Allí es donde la imagen del primer país árabe en organizar el mundial se vincula con la relevancia política nacional e internacional.

Estos valores compartidos, basados en la igualdad, permiten que el país sea aceptado o se vea con mejores ojos por la comunidad internacional que comparte las mismas pautas socioculturales, “lo que eventualmente puede llevar a una mejora en las relaciones con otros países fuera de la región”, según investigadores y periodistas internacionales.

Al respecto, recientemente las autoridades qataríes reformaron el sistema de kafala, por la atención internacional negativa sobre los abusos de los derechos laborales.

La reforma del sistema kafala, que otorga a ciudadanos y empresas privadas un control casi absoluto sobre el empleo y el estatus migratorio de los trabajadores extranjeros, es la última de una serie de iniciativas llevadas a cabo por Catar en busca de mejorar su imagen y contraatacar los informes de violación de derechos humanos elaborados por diversas organizaciones.

Por otro lado, organizar el Mundial trae otros beneficios del orden económico. Los esfuerzos por capitalizar el potencial turístico del país, exponen la intención de diversificar la economía.

El Banco Mundial detalla que los preparativos para el Mundial de Fútbol 2022, han intensificado la diversificación de la economía del país y han reforzado la actividad no petrolera, aunque prevé que la dependencia de los hidrocarburos de Catar aumente esta década, por la actual emergencia climática.

Las declaraciones oficiales de Hassan Al Thawadi, jefe del comité organizador de la Copa Mundial de Catar, parecen respaldar las previsiones del Banco Mundial al calificar al evento deportivo como un “torneo transformador”, que aportará unos 20.000 millones de dólares a la economía por su impacto en sectores como el turismo, el deporte y la construcción.

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