Mirá también el Especiales Hoy sobre la polémica empresa española
Codere, en la mira: reclaman reducir el horario del Bingo
Hay un proyecto con media sanción en la Legislatura bonaerense. Crecen las sospechas sobre los manejos de la empresa española en las salas de juego de toda la Provincia. Ganancias millonarias y números que no cierran
La empresa española Codere administra un tercio de todos los bingos de la Provincia de Buenos Aires. El pasado 9 de marzo, personal de Gendarmería Nacional allanó más de 20 casas de juego, entre ellas la de nuestra ciudad, al mismo tiempo que registró las sedes de las universidades de San Martín y Tres de Febrero. El fin del operativo era desactivar una organización que habría defraudado al fisco por 1.000 millones de pesos mediante el uso de facturas truchas durante 2014 y 2015.
Las millonarias ganancias que tiene la empresa en la Argentina no coinciden con lo que obtiene en otras partes del mundo donde opera, como en México o Italia, lo que hace crecer las sospechas de manejos oscuros y de connivencia con grupos políticos y empresariales. Para comparar: en la Argentina, Codere tiene casi 7.000 máquinas, con una ganancia que alcanza los 850 millones de euros, pero en Italia, con más de 9.000 tragamonedas, lo recaudado apenas supera los 320 millones de euros. En España el caso es similar, ya que con casi la misma cantidad de máquinas que en Italia lo percibido por la multinacional es de apenas 170 millones de euros.
En la Legislatura bonaerense hay una iniciativa que ya tiene media sanción en el Senado y que busca limitar el horario de funcionamiento de los bingos y tragamonedas, de 16 a 3 de la mañana. En el caso de nuestra ciudad, el dirigente peronista Gonzalo Atanasof presentó un proyecto en 2008 con este mismo objetivo. En diálogo con los Especiales del diario Hoy, que a partir de hoy profundizará sobre este tema en su plataforma audiovisual, Atanasof explicó que “en ese momento (2008) había bastante conciencia en todos los concejales para restringir el funcionamiento de las salas de juego. Se pudo hacer un pedido de informe que nunca fue contestado por Codere y hasta se realizó un proyecto de ordenanza para limitar los horarios de domingos a jueves de 18 a 2 y viernes, sábados y feriados de 18 a 4, fundamentalmente respetando el horario escolar”. En La Plata, el bingo está ubicado estratégicamente en barrio Hipódromo, donde hay cinco colegios que lo rodean. “Es necesario relocalizar la sala de juego. Está en un lugar donde vive gran parte de la sociedad platense que más necesidades tiene y, estadísticamente, está comprobado que los más necesitados se refugian en el juego”.
No va más
El defensor del pueblo adjunto de la Provincia de Buenos Aires, Walter Martello, explicó que en ninguna parte del mundo un bingo está abierto las 24 horas de los 365 días del año como en La Plata. “En la Argentina y particularmente en Buenos Aires, donde Codere tiene 14 salas, la mayoría de ellas están ubicadas en los grandes centros urbanos y en los cordones más pobres de la Provincia. Le han otorgado la facilidad de tener abiertas sus salas los 365 días del año, lo que muestra el fuerte poder de lobby que tienen estas empresas”.
Martello es autor de la investigación “No va más”, que narra el oscuro negocio del juego en todo el territorio bonaerense. Desde hace años viene proponiendo la estatización total de los bingos y de los tragamonedas. En este marco, el exdiputado se refirió a las dificultades a la hora de controlar las salas de juego y sostuvo que “no se puede regular a los bingos porque hay un hilo conductor entre el juego y actores de la política”.
Falta de controles
En este marco, el concejal platense Gastón Crespo sostuvo que el bingo de nuestra ciudad “genera numerosas complicaciones. Existen muchas dudas sobre cuánto realmente tributa, sobre la transparencia de la recaudación y sobre cuánto control hay por parte del gobierno y de los organismos. Preocupan muchos temas que están relacionados con la empresa Codere”.
Por otro lado, el edil explicó que en la Argentina existen una legislación muy blanda y controles muy laxos. “Con esto, uno empieza a dudar si no hay ahí algún grado de corrupción, porque el Estado está para controlar y los funcionarios para cumplir las normas y los controles. Si esto no se hace, hay incumplimiento por parte de los funcionarios y, consecuentemente, connivencia política”.