Con la educación en crisis, inicia otra semana de paros y movilizaciones
La mayor medida de fuerza del año en la Provincia, los docentes bonaerenses inicien un paro que se extenderá por 72 horas; y el jueves, en el marco de la marcha federal universitaria que se anticipa masiva
“La Educación no se vende, se defiende”. “Contra el ajuste”. Y “en crisis”. Se grita a lo largo y ancho de la Argentina, con especial énfasis en la Provincia, y en su capital, universitaria por antonomasia.
Se gritará mañana, cuando en la mayor medida de fuerza del año en la Provincia, los docentes bonaerenses inicien un paro que se extenderá por 72 horas; y el jueves, en el marco de la marcha federal universitaria que se anticipa masiva.
Hoy inicia otra semana de movilizaciones y paros en el ámbito educativo, ante la crítica situación que atraviesan las universidades y escuelas públicas: con su ajuste presupuestario, sus graves y peligrosos problemas edilicios, sus salarios docentes a la baja.
Frente a ello, el impasible Gobierno -nacional, provincial-, ensimismado en achicar el déficit a como dé, en cumplir con las metas impuestas por el FMI, pero ciego a su siembra y su cosecha: la condena futura de millones a la ignorancia y con ello, la condena del país.
En un intento porque se destrabe un conflicto que por momentos parece en punto muerto, los docentes universitarios se reunirán hoy con las autoridades nacionales de Educación, al cabo de varias semanas de paro y protestas que mantienen paralizadas las clases en las 57 universidades del país como también en colegios dependientes de la UNLP.
En la mesa de diálogo de hoy, los maestros pedirán un 30% de aumento con claúsula gatillo, además de la garantía de un mayor presupuesto y la reanudación de las suspendidas obras de infraestrutura. Algo que parece difícil: el Gobierno apenas les propuso un incremento del 15%, y en cuotas, frente a una inflación que supera el 31%.
Contra ese ajuste, los docentes universitarios realizaron también clases públicas y abrazos simbólicos masivos, como los que tuvieron lugar en distintas facultades platenses, hasta confluir en la masiva manifestación de la semana pasada en el Rectorado. Urge que las autoridades de la UNLP también levanten con decisión las banderas de esta defensa.
El “estado de alerta y movilización” universitaria continuará hoy y promete estallar el jueves, en el marco de la marcha federal que moverá a miles desde el Congreso a la sede del Ministerio de Educación nacional.
El conflicto en la Provincia
Los maestros de la Provincia, en tanto, comenzarán mañana un paro de 72 horas, en rechazo al magro aumento salarial del 19% -por debajo de la inflación y de la línea de la pobreza- ofrecido por la Gobernadora en la paritaria de la semana pasada.
Aquel encuentro ocurrió tras las muertes de Moreno, que expuso las severas condiciones en las que conviven maestros y alumnos, asediados por problemas edilicios (pérdidas de gas, filtraciones, falta de agua, instalaciones eléctricas obsoletas, entre un largo etcétera) que, al cabo de una ola de denuncias, motivaron la eyección del director de Infraestructura, Mateo Nicholson.
Por estas irregularidades, “hay 900 escuelas y casi 500.000 alumnos sin clases, más todos los que siguen con sus actividades en lugares no aptos para la enseñanza y el aprendizaje”, advirtió el titular de Suteba, Roberto Baradel, quien consideró que la situación en la Provincia ya “dejó de ser un conflicto salarial para ser un conflicto educativo. Los papás están tomando las escuelas. Además, más de un millón de chicos y chicas no acceden al servicio alimentario, y las autoridades no reaccionan”.
Sin respuestas a esas problemáticas, el paro que se inicia mañana, que culminará con una “gran movilización provincial”, buscará destapar oídos y abrir los ojos de quienes pretenden matar las ideas.
Aunque en la búsqueda de condiciones dignas para ellos y sus alumnos, los docentes se jueguen una parte de sus ajustados sueldos. Atentando contra el derecho constitucional de huelga, la Provincia aplicará su “política de Gobierno”, de la que se jacta y celebra con bríos: descontar los días de paro a quien ose reclamar.
