Lo que dejó el acto y movilización de la CGT

Cuando los dirigentes sindicales no pueden bajar del palco

La movilización y el acto convocado por la CGT terminaron en escándalo. Los integrantes del triunvirato no le pusieron fecha al paro, mostraron genuflexión ante el Gobierno y fueron repudiados por la masa de trabajadores

La movilización fue contundente y las bases dieron una muestra de unidad como pocas veces se ha visto en las últimas décadas. Alrededor de 300.000 personas, convocadas por distintas centrales y organizaciones gremiales a lo largo y ancho del país, ayer coparon la 9 de Julio. Reclamaron la inmediata  convocatoria a un paro nacional para ponerle un freno a la política económica del gobierno macrista que profundizó la recesión, dinamitó el poder adquisitivo y destruyó miles de puestos de trabajo.

La situación sobrepasó a los secretarios generales que integran el triunvirato de la CGT que, en el palco principal, exhibieron una marcada tibieza, a punto tal que evitaron ponerle fecha al cese de actividades, en contraposición a lo que se había adelantado en los días previos. En rigor, no fue ingenuidad, sino más bien una actitud absolutamente complaciente frente al Ejecutivo nacional.

Concretamente, Rodolfo Daer (Fatsa), Carlos Acuña (Estaciones de Servicio, vinculado al gastronómico Luis Barrionuevo) y Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento, puesto a dedo por Hugo Moyano en el triunvirato) fueron los principales blancos de los abucheos. Tuvieron que escuchar, estupefactos, cómo desde las masas de trabajadores les gritaban “traidores” y “poné fecha al paro”. 

La tensión se palpó desde temprano. Por eso, en un hecho inédito, los organizadores del acto no tuvieron mejor idea que adelantar una hora los discursos de los integrantes del triunvirato. De poco les sirvió, ya que solo pudieron hablar 26 minutos en total, ante la rechifla generalizada.

Al ver que no se le había puesto fecha al cese de actividades, los integrantes de la cúpula cegetista estuvieron varios minutos sin poder bajar del palco. Y luego se retiraron custodiados por personal de seguridad. Mientras algunos de ellos se refugiaron en la sede del gremio mercantil, la nota de color la dio Acuña, a quien se lo vio correr varias cuadras, esquivando los gestos de repudio de la masa de trabajadores indignada ante lo que había sido una actitud de absoluta genuflexión de sus dirigentes.

No es la primera vez que el movimiento obrero organizado atraviesa este tipo de situaciones. Algo similar ocurrió en los años 90 cuando, ante la complicidad de los denominados “gordos” de la CGT con las políticas neoliberales del menemismo, surgió el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) de la mano de dirigentes como Antonio Balcedo (Soeme), Horacio Ghilini (Sadop), Juan Manuel “Bocha” Palacios (UTA) y Hugo Moyano (Camioneros). Este último ahora se encuentra del otro lado del mostrador, ya que tuvo un rol protagónico en la conformación del triunvirato que ayer fue abucheado. Eso no fue todo: varios de sus patovicas fueron vistos revoleando golpes durante los incidentes en el palco. Y hasta se enfrentaron con referentes de seccionales disidentes de su propio gremio que se habían sumado a las protestas.

“Esto es lo posible, vos sos un nostálgico”, era la frase que indignaba a Antonio Balcedo cada vez que le iba a reclamar a los “gordos” de la CGT que asumieran otra actitud ante el menemismo. La respuesta fue contundente: les dijo en la cara que habían “vendido el alma al diablo” y cortó todo tipo de relación. Inmediatamente después se puso a trabajar para que el movimiento obrero pudiera reorganizarse con el objetivo de ponerle un freno a la entrega del patrimonio nacional. 

Veinticinco años más tarde, la historia volvió a repetirse. Fueron los propios trabajadores que, como decía Perón, hicieron tronar el escarmiento frente a dirigentes que no los representan en lo más mínimo.

Un furcio que generó enojo 

El dirigente sindical Héctor Daer estuvo a cargo de cerrar el acto de ayer de la CGT. Criticó al gobierno de Mauricio Macri, denunció despidos generalizados, y pidió la declaración de la Emergencia Social. Al momento de concluir su discurso y convocar a un paro general, el nerviosismo lo desbordó. “El paro será antes de fin de año, perdón, de fin de mes”, se equivocó Daer. 

El furcio hizo enojar a varios manifestantes, que esperaban la definición de una fecha para el paro general. La frase desató una serie de disturbios y Daer tuvo que refugiarse en una sede de la Federación de Empleados de Comercio (Faecys).

“Son energúmenos”

En una frase que sonó a excusa, uno de los integrantes del triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmid, dijo que quienes cometieron actos de violencia “vinieron de Berazategui y Avellaneda”. “Había kirchneristas y agrupaciones de izquierda”, detalló. 

“Esa imagen de violencia, seguramente, va a ser utilizada por el Gobierno para decir que no se quiere volver al pasado. Esos grupúsculos y energúmenos fueron funcionales al Gobierno”, bramó el secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte.

La Morsa quiso subir al escenario y lo “rebotaron”

El exjefe de Gabinete del kirchnerismo, Aníbal “La Morsa” Fernández, fue protagonista ayer de una ridícula escena en medio de la marcha de la CGT. Antes del comienzo del acto central, el exfuncionario intentó subir al escenario a los fines de tener un lugar en el palco reservado para un grupo exclusivo de políticos. Sin embargo, desde la organización lo bajaron.

Tras ser “rebotado” por los organizadores del acto, en el que solo hablaron los tres líderes de la central obrera, Fernández y unas 10 personas que lo acompañaban se alejaron lentamente y volvieron a inmiscuirse entre los asistentes.

Más allá de esta situación, el excandidato a la gobernación bonaerense ​negó haber sido expulsado del lugar. “Nunca me subo a los palcos, solo pasé a saludar y me fui”, trató de explicar. 

Daniel Scioli: “Yo anticipé lo que está pasando”

El excandidato presidencial Daniel Scioli decidió hacerse presente en el centro porteño para participar de la movilización convocada por la CGT. Ante los requerimientos periodísticos en torno a los motivos de su presencia, Scioli relató: “Vine para que las paritarias no queden por debajo del aumento de los precios. Mi presencia tiene que ver con que yo tenía una respuesta para enfrentar los problemas de la Argentina, con un sistema de desa­rrollo para priorizar las pymes”. 

Además, el exgobernador bonaerense recordó sus advertencias durante la pasada campaña electoral al afirmar: “Yo anticipé las cosas que están pasando”.

Por otra parte, Scioli no descartó una candidatura para las próximas elecciones legislativas. “Llegado el momento, con toda responsabilidad, podría pensar desde qué lugar puedo defender más a la gente”, manifestó.

La provocación de Marcos Peña

Mientras ayer en la calle se desarrollaba la movilización mediante la cual los trabajadores decidieron expresar públicamente su descontento por las políticas económicas del Gobierno nacional, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, mostró una actitud provocativa y desa­fiante, escribiendo una catarata de tuits contra la iniciativa de los obreros.

Pese al cierre de empresas, los despidos y las suspensiones en innumerables fábricas del país, el funcionario macrista dijo que “no hay una apertura indiscriminada” de importaciones y consideró que el ingreso de los productos del exterior es una medida “estratégica”. Como si fuera poco, agregó que “el 80% de los bienes que ingresan son indispensables para la producción”.

Para completar su realidad tuitera, el dirigente de Cambiemos dijo que el Gobierno sigue “trabajando para bajar impuestos, mejorar las condiciones de financiamiento y los costos logísticos”. 

“Todas nuestras acciones de gobierno tienen como foco generar más puestos de trabajo”, dijo el jefe de Gabinete, aunque la profunda expresión desa­rrollada ayer por los trabajadores marcó un camino contrapuesto a las afirmaciones de una de las “espadas” del Presidente Mauricio Macri.

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